Las minorías, entre éstas los hispanos, tienen menos probabilidades que los blancos de realizarse pruebas de detección de cáncer de colon en Estados Unidos, de acuerdo con un estudio reciente.

El informe, publicado en la última edición de la revista Health Affairs, encontró que los hispanos son el grupo minoritario con menos probabilidades de realizarse una prueba de detección de cáncer colorrectal.

“Los hallazgos del estudio sugieren que algo más que el nivel de pobreza o el acceso a cuidado de salud es responsable de los niveles más bajos de pruebas para detectar el cáncer de colon entre los hispanos”, declaró a Efe Jim Stimpson, autor del estudio y director del Centro de Políticas de Salud del Centro Médico de la Universidad de Nebraska.

De todos los tipos de cáncer que afectan a hombres y mujeres, el colorrectal (colon y recto) es el segundo que causa más muertes en Estados Unidos, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

Los investigadores analizaron datos a nivel nacional de 2000 a 2005 y hallaron que el 42 % de las personas blancas se hicieron las pruebas de cáncer colorrectal, en comparación con un 36 % de los afroamericanos y un 29 % entre los hispanos.

“Examinamos numerosas características sociales y económicas de individuos y comunidades con respecto al acceso a servicios para pruebas y encontramos evidencia que sugiere que existen otras barreras que están disminuyendo los índices de pruebas en los hispanos como el miedo a ir al médico, estigma en torno al cáncer de colon y poco entendimiento de términos médicos”, indicó el autor.

La investigación encontró que existen además otros obstáculos que afectan a los pacientes de minorías, como los problemas de transporte, dificultad para que les paguen el tiempo que no trabajan y el poco conocimiento en cuestiones de salud, lo que supone leer, comprender y usar la información disponible.

“Las minorías raciales y étnicas se encuentran con dificultades únicas al moverse por el sistema de atención de salud, en algunos casos porque son inmigrantes y tienen problemas con el idioma, o porque viven en zonas con altos niveles de inseguridad o con pocos gastroenterólogos”, explicó Stimpson.

El estudio indica que otros factores culturales entre esta población, como la noción de “fatalismo” o la idea de que contraer una enfermedad es una “cuestión de suerte o del destino”, pueden tener también cierta influencia al momento de decidir si realizarse el examen o no.

El galeno indicó que mejorar el acceso a cuidado médico y aumentar el número de especialistas disponibles puede ser suficiente en el caso de las otras minorías, en el caso de los hispanos puede requerir de “pasos adicionales” para disminuir el temor y estigma que enfrentan al realizarse una prueba de detección.

De acuerdo con el investigador, es necesario estudiar estos factores de forma más extensa para determinar si pueden mejorarse los índices de pruebas entre los hispanos.

Stimpson reconoce además la necesidad de crear alternativas que faciliten el acceso a estas pruebas a grupos minoritarios para eliminar o disminuir las disparidades existentes.

El especialista sugiere la posibilidad de incentivar a los médicos para que realicen colonoscopias en áreas con carencias de atención médica o proporcionar a los pacientes medios de transporte que los lleven a las clínicas.

Asimismo, el autor señala la necesidad de formar a otros especialistas en la realización de las pruebas, siempre bajo la supervisión de un gastroenterólogo con el uso de la telemedicina, como otra alternativa para aumentar el acceso.

“Necesitamos aumentar el número de personas que se hacen las pruebas, y sobre todo centrarnos en dar soluciones que reduzcan la desigualdad en las pruebas de las minorías raciales o étnicas”, aseveró el galeno.

Las autoridades sanitarias recomiendan pruebas de detección del cáncer colorrectal para hombres y mujeres de 50 a 75 años de edad mediante el uso de una prueba de sangre oculta en heces de alta sensibilidad, una sigmoidoscopia o una colonoscopia.

EFE

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