El señor José Abarca no tiene garantizado su puesto de trabajo de por vida. Como millones de empleados, su trabajo es algo que cuida mucho, ya que depende de su salario para mantenerse.

Pero el fruto de su trabajo si es de por vida. José Abarca labora en su oficio como tatuador. Trabaja en un salón de tatuajes nombrado “Ink Pushers” en una esquina popular donde colindan las excéntricas comunidades de North Park y City Heights, a la altura de University Avenue y Swift Avenue.

A diario lo citan personas interesadas en adquirir un tatuaje.

Es un oficio interesante pero para muchos es “tabú”, no solamente”tatoo”.

La gente que lo visita para contratar sus servicios son personas que quieren marcar su cuerpo con un diseño que perduraría de por vida o cambiarse uno que probablemente se hicieron hace tiempo de cual se han arrepentido.

Aunque hay métodos de remover un tatuaje viejo con láser, la realidad es que muchas personas simplemente se colocan un nuevo diseño sobre el tatuaje ya no deseado. Pero hay un límite de lo que se puede hacer una vez que ya ha sido tatuada la piel.

Los clientes de José Abarca son aconsejados al respecto y si deciden hacerse un tatuaje, el experto en diseño de tinta a base de dolor y desangramiento de la piel, les hace un trabajo según el gusto del cliente.

Compartió Abarca, “mi prioridad es profesionalismo conforme a las reglas y debidas prácticas de mi licencia”.

El salón en donde labora esta completamente a la merced del inspector que repentinamente se aparece para verificar si sus aparatos, tintas, métodos y procesos son conforme las leyes.

Su trabajo es interesante y también muy común, pero definitivamente no es ampliamente reconocido como una labor convencional.

Múltiples estadísticas estadounidenses demuestran que una de cada cuatro personas entre 18 y 50 años de edad, están tatuados.

Antes de hacerse un tatuaje hay mucho que considerar y José Abarca tiene que ser tanto diseñador de arte, como persona de confianza y credibilidad para ganarse a sus clientes. Es un trabajador como todos. Su labor es clave para ganarse el pan cada día. Pero lo que diseñan en la piel dura mas que un día!

Sus diseños perdurarían para cada día, y para todos los días.

*Sara Gurling fue la directora de organización comunitaria de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) de San Diego y Condado de Imperial. Es conocida como activista humanitaria laboral pro-justicia. Es presidenta de la organización humanitaria Ángeles de La Frontera. Ha laborado como representante de trabajadores por casi veinte años. Fue vice-presidenta del Concilio Laboral del Condado de Orange y es maestra de estudios laborales en San Diego City College. Sintonicéesu segmento para Voces Hispanas en la radio todos los Lunes a las 8:00 de la mañana en Uniradio 860AM- La Poderosa.