Evelia Reyes de Tijuana y Bryan Houston de San Diego se casaron exactamente en la línea divisoria entre México y Estados Unidos al encontrarse con juez y testigos al abrirse la única puerta en los límites de Imperial Beach y Playas de Tijuana.

Tres años de amor la mayoría del tiempo a larga distancia y ahora tenían que aprovechar para abrazarse, ponerse anillos, decir que sí, sin perder el tiempo, y firmar su matrimonio.

No sólo fue la primera vez que alguien se casa en el marco de la pequeña puerta del Parque de la Amistad, sino también fue una de las bodas más rápidas y para esta semana. El matrimonio quedó debidamente inscrito tanto en el condado de San Diego como en el municipio de Tijuana.

“Estoy feliz”, dijo Evelia, ahora Evelia Houston, momentos después de casarse, aún cuando su esposo estaba del otro lado del muro, entre reporteros y patrulleros fronterizos.

Para los visitantes al parque y a Playas de Tijuana, la concentración de docenas de reporteros en un breve espacio y la llegada de la novia al lugar, despertaron curiosidad.

Momentos antes, Evelia había caminado vestida de novia a lo largo del jardín binacional, junto al muro pero se detuvo antes de llevar al faro de Tijuana porque su prometido le llamó por entre los barrotes que forman la barda limítrofe en Playas de Tijuana.

Evelia acercó su rostro a la frontera de Estados Unidos y por entre los barrotes le dijo “te amo” a su prometido, no le importaba que para ese momento le escucharan decenas de reporteros que ya la rodeaban para pedirle declaraciones.

La joven originaria de Guerrero sonreía todo el tiempo. Le acompañaban sus hijos de cuatro y nueve años de edad.

El rápido matrimonio fue parte de una docena de encuentros de familias de ambos lados de la frontera al abrirse la pesada puerta de metal junto al faro, en el evento llamado La Puerta de la Esperanza de los Ángeles de la Frontera.

En la jornada otras once familias se encontraron y pudieran abrazarse y hablarse directamente durante tres minutos cada una.

Algunas madres de familia que se aproximaron desde el lado de Tijuana habían vivido con sus hijos en Estados Unidos pero por distintas razones tuvieron que regresar a México y, sin poder volver, hacía años que no se veían.

También llegaron tíos, abuelos, nietas y nietos.

Fue la sexta ocasión en que la patrulla fronteriza abre La Puerta de la Esperanza coordinada con los Ángeles de la Frontera.

Enrique Morones, el director de Ángeles de la Frontera, dijo que por las crecientes solicitudes de personas que quieren abrazarse y no sólo tocarse las yemas de los dedos entre el enrejado diminuto, ha pedido que el próximo año la patrulla abra la puerta tres veces en el año.

Hugo Castro, de los Ángeles de la Frontera en Tijuana, dijo que su organización en San Diego recibe las solicitudes pero es la patrulla fronteriza la que decide al final, porque debe de tratarse de personas que tienen autorización para llegar hasta la frontera pero que no pueden salir de Estados Unidos.

Manuel Ocaño

Ellatinoonline.com