Lo natural y ecológico está de moda. Las descripciones “sin parabenos, “sin sulfatos”, “sin conservantes” o “sin siliconas” son las más demandadas por los consumidores cuando eligen un producto de cosmética, aun sin comprender muy bien por qué deben huir de estos componentes. ¿Se trata de precauciones justificadas o de leyendas urbanas? ¿Es la cosmética natural una moda pasajera o ha llegado para quedarse?

Restaurantes que apuestan por platos a base de ingredientes crudos, licuados de frutas y verduras hechos en casa, ropa y alimentos ecológicos… Esta tendencia también ha llegado a la cosmética, y cada vez son más las marcas que apuestan por fórmulas a base de ingredientes naturales. Se trata de la llamada cosmética natural.

Aunque no hay una definición estable y consensuada, se entiende que es aquella elaborada a partir de productos naturales de origen vegetal, mineral o animal evitando la utilización de productos químicos o usando estos de forma residual. No obstante, cabe establecer la diferencia entre cosmética natural y cosmética orgánica.

La cosmética orgánica garantiza el conocimiento del origen de sus materias primas y que sus productos se han elaborado mediante un proceso sostenible de producción.

La cosmética formulada a base de sustancias sintéticas (conocida popularmente como cosmética química) es aquella cuyos productos derivan de un proceso de elaboración o síntesis en un laboratorio.

Frente a la simple pregunta de si unos productos son mejores que otros, la respuesta es: el mejor cosmético es siempre el que mejor se adapta a tu piel.

Cosmética natural vs. sintética

Para valorar si un producto es mejor que otro resulta útil establecer una comparación entre ambos con respecto a las principales preocupaciones de los consumidores: el binomio eficacia-seguridad.

Eficacia

En cuanto a cuestiones de eficacia no hay diferencia entre ambos tipos de cosmética. “El reglamento dice que tienes que cumplir con lo que prometes al consumidor. En el expediente de información del producto tienen que constar ensayos que demuestren la eficacia que la marca ofrece en su etiquetado, explica Carmen Esteban”. Y esta regulación se aplica por igual a la cosmética natural y a la sintética.

Etiquetas “SIN”

La preocupación por encontrar los productos más saludables ha llevado a los consumidores a la fiebre del “sin”. Los etiquetados más demandados son aquellos que llevan las reivindicaciones “sin parabenos”, “sin sulfatos” o “sin siliconas”, pero… ¿Sabemos realmente por qué los productos que no los contienen son mejores?

La sal tiene múltiples usos cosméticos: es exfoliante, limita la producción de grasa y limpia los poros -por lo que es útil para casos de acné-, y tiene propiedades antiinflamatorias/Guillaume Horcajuelo

No obstante, estos ingredientes pueden causar problemas en algunos tipos de piel.

Leyendas urbanas en torno a las siliconas

Una cosa es la silicona que se pone en la ducha para evitar que pase el agua y otra muy diferente son las siliconas que se emplean en cosmética: ingredientes súper tecnológicos que dan texturas magníficas que no se pueden lograr con otras sustancias”, matiza.

Por estas razones los expertos afirman que solo es necesario elegir productos libres de estos componentes si existe un problema concreto por el que estén contraindicados. De lo contrario, seleccionar cosméticos con o sin parabenos, conservantes, siliconas o sulfatos debe ser una elección personal del consumidor en función de sus preferencias.

Al final, la elección es del usuario.

Efe

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