Las palabras pueden herir, cuidado con lo que se habla.

“La vida y la muerte se encuentran en poder de la lengua” (Rey Salomón). Si bien hay veces que uno no dice cosas que debería decir, es más común decir cosas que uno no debería decir. Por medio de las palabras podemos construir o destruir la autoestima de una persona., Cuando uno habla tiene que estar muy consciente de que dice, como lo dice y a quien se lo tdice, sin olvidar quien más lo está escuchando. Las palabras son un arma poderosa.

Lily y su hijo llegaron a la comida familiar. Se sentía furiosa: “¡Casi no puedo creer lo que hizo este cretino! ¿Qué se puede esperar de alguien tan bajo y sin escrúpulos? ¡No se qué estaba pensando el día que me casé con él! ¡Nada bueno puede salir de alguien así! Su familia coincidió con ella e inmediatamente comenzó a difamar a su ex esposo. Todos estaban de acuerdo que este hombre era de lo peor.

En ese momento se escucharon unos bajos gemidos. Ell niño de Lily hacía esfuerzos por esconder las lágrimas que le corrían por las mejillas. Cuando pudo recuperar su aliento dijo con una voz quebrantada por el dolor: “Esa basura de la que están hablando es mi papá”.

La familia enmudeció y la casa quedó sumida en un profundo silencio…

Recetas para la vida™

MIDIENDO EL VALOR DE LAS

PALABRAS

INGREDIENTES:

• 1 taza de sensibilidad

• 2 manojos de atención

• 1 rebanada de control

• 3 cucharadas de ojo noble

• 1 pizca de discreción

Condimentos:

• Reflexión

• Compasión

• ánimo

Precaución: Una palabra que hiere se queda en el corazón para toda la vida

Modo de preparación:

  1. Es importante medir el valor de las palabras. Las palabras positivas y bondadosas construyen y acercan; las punzantes y negativas, lastiman y nunca se olvidan.
  2. Una vez que las palabras salen de la boca de uno es imposible recuperarlas. Cada uno escucha y entiende lo que quiere o lo que le conviene. Hablar de terceras personas invita a crear malentendidos.
  3. Al hablar mal de una persona, se envenena a tres simultáneamente. Se intoxica y contamina a la persona que habla, a la que escucha y a la persona de la que se está hablando.

“Cuando se conoce el poder de las palabras se habla con sabiduría, gentileza y cautela”

*Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente.

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