Decir la verdad no quiere decir que uno deba ser cruel
Nadie niega que los doctores sean una bendición. Gracias a su trabajo contamos con una mejor calidad de vida. ¿Pero qué pasa cuando algún doctor decide decirle a su paciente que se va a morir? Los médicos no siempre tienen la última palabra. La fe, la esperanza y la lucha por la vida, a veces logran verdaderos milagros.
Esteban y su familia esperaban impacientes la llegada del doctor. Al entrar el médico la ansiedad de la familia se hizo evidente. Esteban preguntó: “¿me voy a morir? “ El doctor respondió: “Si “. Todos se quedaron helados. El doctor continuó explicando el tratamiento, pero ni Esteban ni su familia pudieron prestar atención; sus ilusiones habían desaparecido y el dolor se había multiplicado.
No hay duda que la medicina está muy avanzada, pero el destino de cada persona sólo lo decide Dios, y la lucha por la vida no termina hasta que se apague la última luz.
Sabiduría medica
Ingredientes:
• 1 taza de prudencia
• 2 rebanadas grandes de
sensibilidad
• 2 cucharadas de conocimiento
• 1 manojo de compasión
• 1 trozo de gentileza
• 1 sobre de palabras claras
y precisas
Condimentos:
Entendimiento, opciones
factibles, esperanza
Nota del chef: Cuando se es sensible a los sentimientos del paciente hay más apertura y mejora la disposición para cualquier futura decisión y tratamiento
Modo de preparación:
- Decir la verdad es un valor universal. Nadie niega que hablar con la realidad es básico, sin embargo es importante saber cómo y cuándo decir las cosas. Si el decir toda la verdad dañará y perjudicará a la persona, entonces es recomendable medir las palabras y decirlas justo de acuerdo a la necesidad del paciente.
- Cada persona y cada condición es única, hay que tratar a cada quien como la situación amerite. Para los doctores lo más importante debería de ser preservar la vida y mejorar la calidad de esta. Dar fe y esperanza, entender a cada individuo y tener una sincera compasión, hace del médico un verdadero ser humano con valor y conocimiento.
- La información que se da debe ser beneficiosa y terapéutica. Entre más clara sea la comunicación, más fáciles serán las decisiones a tomar; el paciente se siente más contenido y menos angustiado. Si uno toma parte activa dentro del proceso de su sanación, la posibilidad de mejora aumenta y la sensación de impotencia se reduce.
“No se trata de ocultar la verdad de una enfermedad, sino de cómo, cuándo y para que se dice el diagnóstico y el pronóstico del paciente.”
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