Por David Venn / LasMayores.com

SAN LUIS — ¿Quién hubiese imaginado esta corona de los Cardenales de San Luis? Fueron muchos momentos en que parecía imposible, desde el principio de los entrenamientos hasta el noveno y décimo inning del Juego 6 de la Serie Mundial contra los Rangers.

Pero cuando se cantó el último out del último partido del 2011, los Cardenales fueron quienes celebraron.

“Yo sabía el carácter de este equipo y los coaches sabían el carácter”, dijo el manager de San Luis, Tony La Russa, quien obtuvo su segundo anillo de campeón como dirigente de los Cardenales y tercero en sentido general. “Empezamos a ganar unos juegos para recobrar algo de respeto, y ellos agarraron cada partido como si fuera el último.”

Así mismo jugaron los nuevos campeones desde la última semana de agosto, cuando estaban hundidos en la Liga Nacional, a 10.5 juegos de los Bravos por el comodín.

Pero la realidad es que los obstáculos empezaron a verse desde los primeros días de los entrenamientos de primavera en febrero.

Primero, llegó a la Florida con dolores en el brazo derecho Adam Wainwright, uno de los caballos de la rotación abridora. Se le tuvo que practicar una cirugía a Tommy John y fue descartado para la temporada entera.

Luego hubo que lidiar con la situación del superastro dominicano Albert Pujols, quien rechazó una oferta de contrato del equipo y decidió no negociar más, esperando este invierno para convertirse en agente libre.

“Tony mantuvo todo positivo desde el primer día”, dijo el jardinero de los Cardenales, Allen Craig, uno de los héroes de esta serie con tres jonrones y una atrapada para robarle cuadrangular al dominicano Nelson Cruz en el Juego 7. “Si ves lo que hizo este equipo, es increíble. Es histórico.”

Después de perder un partido ante los Dodgers en los últimos días de agosto, Chris Carpenter encabezó una reunión de los jugadores para llamarles la atención y exhortarlos a dar un mejor esfuerzo. Desde ese momento, San Luis comenzó a subir poco a poco en las posiciones, aprovechando un colapso de Atlanta para clasificar en el último día de la campaña regular.

“Tuvimos la fe en Dios que íbamos a lograr las cosas”, expresó un eufórico Jaime García, uno de dos mexicanos-junto a Fernando Salas-que se coronaron campeones el viernes. “Nunca dudamos del equipo de nosotros.”