Dolor, impotencia, culpa, malestar y muchos otros sentimientos afloran cuando los padres se enferman o comienzan a envejecer y a perder sus habilidades. La relación de dependencia entre padres e hijos se invierte.

Desafortunadamente, muchas veces resulta difícil atender a las necesidades y demandas de los padres. Algunas preguntas comunes son ¿Qué debo hacer con mis padres? ¿Llevo a papá a una institución para que lo atiendan? ¿A quién debo de atender primero: a mi familia, a mi trabajo, o a mis obligaciones como hijo? ¿Yo no tengo vida?

Todas estas preguntas son válidas, pero hay que recordar en todos los casos, el gran respeto y el compromiso que se le debe a la persona que nos dio la vida.

Después de un año muy difícil, Laura y Rosa debieron resignarse a que el padecimiento y el deterioro de su madre son permanentes. Ha perdido su independencia y sus demandas son múltiples. Tanto Laura como Rosa tienen el gran dilema de qué hacer con su mamá, cuánto tiempo dedicarle para no tener que desatender sus vidas personales y sus obligaciones.

Atendiendo a los padres a pesar de…

Ingredientes:

• 2 tazas de respeto

• 1 rebanada de sensibilidad

• 3 cucharadas de cariño

• 1 manojo de gentileza

• 2 piezas de agradecimiento

Condimentos:

Amabilidad, paciencia y obligaciones

Recomendación del chef: Pensar en las cualidades y atributos de nuestros padres fomenta el sentimiento de respeto y agradecimiento.

Modo de preparación:

  1. Honrar a los padres es una de los actos más difíciles y no depende de lo que ellos hacen, fueron o nos dieron ya que nos han regalado la posibilidad de vivir. Tenemos la obligación de respetarlos y cuidarlos sin importar que tan difíciles sean. Sus errores no disminuyen nuestra responsabilidad.
  2. La atención de las necesidades físicas y materiales de los padres es insuficiente si no viene acompañada de gratitud, respeto y dignidad. Es tan importante lo que se hace como el cómo se hace. Hablar en un tono gentil, mostrar cariño y tener paciencia son ingredientes necesarios para lograr una relación sana y respetuosa que además de beneficiar a los padres, nos hace sentir mejor a nosotros mismos.
  3. El respeto y el trato que uno da a los otros sirve como ejemplo y parámetro para que seamos tratados igual. “Así como me ves, te verás”. Todos transitamos los ciclos de la vida. Hay que tratar a nuestros padres así como queremos que nos traten nuestros hijos cuando seamos mayores.

“Cuando se vive para servir, uno tiene una razón para vivir “

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