Horacio Rentería

Horacio.renteria@ellatino.net

CHULA VISTA.- Conforme transcurre el tiempo, los gobiernos locales siguen perdiendo su batalla contra la proliferación ‘del graffiti’ ( placones), que no respetan edificios públicos y privados, y dejan impresa su nefasta huella por todos lados.

En un recorrido efectuado a varios puntos de las ciudades de Chula Vista, San Ysidro, Nacional City y San Diego, se evidenció la presencia de estas feas marcas en paredes, banquetas, cajas de redes telefónicas, etcétera y muchos etcéteras.

En la primavera de este año, autoridades del gobierno municipal de Chula Vista reconocieron que este problema social se ha vuelto a tal punto grave en la comunidad, que con el escaso dinero disponible debido a la crisis económica y la vertiginosa velocidad a la que ‘avanzan los graffiteros’, resulta casi imposible mantenerles el paso. “El efectivo se nos está acabando y el graffiti no se acaba”, reconocieron preocupados.

El alcalde de Nacional City, Ron Morrison, es menos pesimista por lo que se refiere a la comunidad que preside, y aunque acepta que es un problema serio, consideró que el hecho de que la cuadrilla de la división de graffiti trabaje en forma ininterrumpida (los siete días de la semana), ha sido un factor clave para lograr que año con año el problema sea menor, dijo.

Dijo asimismo que el gobierno de la ciudad de Nacional City gasta anualmente un promedio de $150 mil dólares para enfrentar a este lastre social, aunque aclaró que en esta cantidad no se contemplan áreas a las que no tienen acceso las cuadrillas municipales como es el trolley de San Diego, las autopistas interestatales las escuelas, entre otros.

“Este problema no tiene fin”

Sin embargo, María López, una mujer latina que vivió en esa comunidad (en la 19 y Harding) y que ya tiene 31 años de residir en forma combinada en Nacional City y ahora en Chula Vista, considera que “este problema no tiene fin”.

Agregó que vivía frente a la escuela primaria Hoover (Hoover Elementary School) de National City, y no sólo le tocó conocer a muchachos del templo al que asistían que se dedicaban a esta actividad, sino que conoció “a una señora hispana, cuyos dos hijos los encarcelaron y tuvo que pagar por sacarlos).

Otro hecho que da una idea de hasta qué punto sigue creciendo este problema social, expresado con aerosoles en manos de jóvenes vinculados a pandillas, o que no hacen nada productivo al no trabajar o estudiar, y aún estudiantes, lo reflejan los hermanos Mena de Nacional City.

Fue el 15 de septiembre del 2001 cuando un escueto reporte del Departamento de Policía de esa comunidad (compuesta en más de un 80 por ciento de población latina), informaba sobre el arresto del joven Johnny ‘Juan’ Mena, un muchacho nacido el 28 de enero de 1993 y que estudiaba en una escuela de esa población.

La corporación policiaca dio a conocer que el muchacho participó en tal número de acciones relacionadas con la pinta de marcas en edificios públicos y privados de esa comunidad, que los daños fueron valorados en un costo superior a los $60 mil dólares, no detalló, sin embargo, que ‘las pintas’ de estos jóvenes las hacía en compañía de un hermano suyo.

Armando Vergara, director de la División de Lucha vs. ‘El Graffiti’ en esa ciudad, recordó que al haberse vuelto este un problema prioritario para la ciudad, y en base a la velocidad que corren los responsables de dejar estas marcas en paredes, edificios y objetos públicos y privados, se acordó contratar a la compañía privada “the Graffiti Tracker”, un sistema de aplicación de la ley empleado para documentar y catalogar incidentes de vandalismo, a través del grupo de Oficiales de Combate a las Pandillas de Nacional City (Nacional City Police Gang Enforcement Officers (GET).

En su investigación este grupo de agentes fueron capaces de confirmar y presentar evidencias de la intervención de dos hermanos Mena (aunque sólo uno hubiese sido arrestado), en alrededor de 100 incidentes relativos a la pinta de ‘graffiti’.

También el Trolley; débiles castigos

Asimismo, la Corte Superior de California ordenó a un joven pagar al Sistema de Transporte Metropolitano de San Diego (MTS) $147,710 en restitución del daño causado por graffiti a las propiedades del sistema de transporte local.

El muchacho fue sentenciado a cumplir un año de programa para ofensores en el corto plazo.

“Los vándalos necesitan entender que nosotros tenemos las herramientas para atraparlos y hacer que paguen”, afirmó Paul Jablonksi, presidente de MTS San Diego.

El funcionario de transporte también dijo que los daños causados por estos vándalos representan una cantidad superior al $1 millón de dólares anualmente, “y esperamos que la compañía Graffiti Trucker nos ayude substancialmente a reducir la cantidad que gastamos para perseguir a estos delincuentes”, subrayó.

Acualmente las 18 ciudades del Condado participan en el programa llamado Graffiti Tracker. Las corporaciones policíiacas locales han arrestado a más de 2 mil 700 vándalos.

Ello ha permitido recuperar, de acuerdo con datos oficiales, $4 millones 880 mil 93 dólares que han sido emplados para corregir el daño causado a las comunidades.