Por Juan Carlos Morales
The College Board
Era el 1993 y acababa de regresar de una estancia de un año en Japón, donde impartí clases de inglés a estudiantes de segundo y tercer año de universidad como becario de postgrado en la Universidad Doshisha, en Kioto. Cuando regresé a Miami, sabía que deseaba seguir dando clases y pronto encontré empleo impartiendo cuatro niveles de japonés y una clase de Nivel 1 de español para hispanoparlantes. Como nací en Nicaragua, supuse que dar clases de español sería facilísimo, y que mis clases de japonés serían un reto. Después del primer día de clases, sin embargo, me di cuenta que estaba en problemas… ¡con mi clase de español! ¿Cómo podía ser eso?
¿Qué acaso un hablante nativo no debe ser el maestro ideal para este curso? Alrededor de una semana después, le rogué a mi jefe de departamento que me permitiera dar clases de Español 1 para no nativos; podía explicar la diferencia entre ser y estar mucho mejor de lo que podía explicar las reglas de acentuación en español.
Cuando tenía nueve años, mi familia se marchó de Nicaragua, y lo que iban a ser unas cortas vacaciones en Estados Unidos se convirtieron rápidamente en una nueva vida llena de los retos de una nueva cultura, una nueva escuela, nuevos amigos y, sobre todo, un idioma nuevo. Fui muy afortunado de contar con el apoyo de amigos y familiares, y mi asimilación a los Estados Unidos transcurrió relativamente bien. Mis padres se divorciaron cuando yo era adolescente y, poco después, mi madre, mi hermano y yo dejamos gradualmente de hablar en español en casa, y nos empezamos a comunicar sólo en inglés. Mi padre, por otro lado, siempre insistía en hablarnos en español, a pesar del hecho de que, en cuanto más tiempo pasaba en Estados Unidos, más se me trababa la lengua.Llevaba dando clases unos 10 años cuando escuché hablar por primera vez del fenómeno del “español de cocina”. Muchos inmigrantes recientes conservan el español en casa, mientras que, por lo demás, viven en un mundo dominado por el inglés.
Por consiguiente, aunque muchos de nosotros todavía podemos pedir nuestro cafecito y quejarnos del calor en español, podríamos tener dificultades para integrarnos a una conversación sobre las próximas elecciones presidenciales. Sin embargo, está claro que tenemos la necesidad de conservar nuestra herencia lingüística y cultural. Es esta herencia lo que nos convierte en mejores ciudadanos globales, capaces de abarcar fácilmente dos culturas e idiomas. También nos convertimos en mejores ciudadanos locales y más valiosos para nuestras comunidades.
Una de las mejores formas de conservar el don del bilingüismo es mejorando nuestras aptitudes en nuestra lengua materna. No es suficiente comunicarnos en nuestras cocinas. Debemos refinar nuestros conocimientos y recordarnos a nosotros mismos que el aprendizaje del idioma, incluso para los hablantes nativos y para aquellos que lo tienen como herencia, es un proceso que nunca termina. Por todo el país, hay miles de escuelas que ofrecen cursos del idioma español y de literatura española de AP®, no sólo para estudiantes cuya lengua dominante es el inglés, sino también para los que tienen el español como primera lengua. En el 2011, el College Board administró más de 130,000 exámenes de idioma español en Estados Unidos y en el extranjero, y más de 80,000 de los que tomaron el examen AP dijeron tener mucho contacto con el idioma fuera del salón de clases, por ejemplo, al vivir en un país hispanoparlante o hablar el idioma en casa. En los últimos años, hemos sido testigos del enorme aumento en el número de tales examinandos, pues cada vez somos más los que nos damos cuenta de la importancia de conservar nuestras aptitudes lingüísticas en un país que valora cada vez más la versatilidad lingüística.
Conservar nuestro idioma requiere tiempo y esfuerzo, pero no olvidemos que también es una parte de invertir en nosotros mismos. Al animar a nuestros jóvenes a conservar o mejorar sus aptitudes en el idioma español, indudablemente estamos invirtiendo en el futuro de toda la comunidad latina. para mas información visite Collegeboard.org .