Horacio Rentería

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SPRING VALLEY.- Pese a haber sido diagnosticada con cáncer terminal de páncreas, María Alejandra Salgado deja su vida en manos de Dios, y aunque los médicos le dan de seis meses a un año de vida, sus tres pequeñas hijas son el motor que la mantiene luchando en busca de un milagro.

Durante una reunión de familias que la respaldan en su valiente lucha por la vida, estuvo presente Ana García, una sobreviviente de cáncer, quien la anima y le recuerda que ella estuvo desahuciada hace cinco años y ahora se encuentra a punto de vencer a la maligna enfermedad.

Sosteniendo en sus brazos a sus pequeñas Fátima, de 1 año de edad, Esther de 2 y mirando a Kasandra, de 4, Alejandra está consciente que para el páncreas no hay posibilidad de transplante ni de intervención quirúrgica, pero tiene una fe inquebrantable y recuerda que los miembros de la Iglesia de San Judas Tadeo, encabezados por el Padre Pedro (su consejero espiritual), rezan por ella y sus hijas.

“No crea que no, hay veces que me deprimo, pero son mis chiquitas las que me dan fuerza para vivir”, afirma con valentía Alejandra, quien acababa de recibir radioterapia.

Alejandra, quien llegó hace 15 años de su natal comunidad de Argelia, estado de Guerrero, México, se sobrepuso a la crisis de un matrimonio en el que su exesposo (del que se divorció) no los sacó adelante por sus problemas con el alcohol.

Desde 1996, esta inmigrante mexicana, por tanto, tuvo que trabajar cuidando niños y haciendo labores de limpieza en casas particulares. Para las operaciones de parto que permitió el nacimiento de sus tres bellas niñas, acudió a la ayuda de bienestar social (welfare).

Al preguntarle sobre la manera en que se detectó la enfermedad, recordó que aunque fue llevada de emergencia a un hospital público de National City, el 4 de julio de este año, transcurrió un mes, sin que le detectaran el cáncer de páncreas, un tiempo valiosísimo, sin recibir tratamiento este padecimiento avanza en forma dramática.

Ya con intensos dolores, el 28 de agosto fue internada en el hospital de UCSD en Hillcrest, de la Jolla, donde luego de que el médico Paul P. Fanta, profesor asistente clínico y especialista en medicina gastrointestinal-oncológica confirmara que tenía una piedra en la vesícula. Pero también observó el galeno la presencia de una pequeña en el páncreas, y los posteriores estudios confirmarían el inicio del cáncer, en su etapa de detección temprana.

La entrevistada dijo que su vida no ha sido fácil, por sus necesidades económicas, y recordó como tuvo que vencer su orgullo para aceptar que le regalaran pañales para sus hijas.

De frente, sin regateos y confiando siempre en la voluntad de Dios, sostiene que en el caso extremo de que no pudiera ganar la batalla a la vida, ya ha elegido las personas a las que les confiaría a sus niñas en adopción.

Sin embargo en este trance, Alejandra ha contado con el apoyo de Ana María García, una mujer con más de 25 años de voluntaria, y quien ha enfrentado de cerca la amenaza del cáncer, cuando hace cinco años, su hija del mismo nombre, fue diagnosticada con cáncer de seno, y ya se encontraba desahuciada, pues el mal ya había invadido un pulmón.

Hoy, la voluntaria, quien fue objeto un reconocimiento en Celebrando 2011 por El Latino, es una mujer feliz y entregada a ayudar a sus semejantes, y con modestia revela que le ha tocado dormir y convivir en casas de personas que buscan un milagro de vida como Alejandra en más de una decena de ocasiones, buscando ayudarles y darles fortaleza para que puedan salir avantes.

Ana María invitó finalmente a que así como cientos de personas apoyaron a su hija Ana para que saliera adelante, lo hagan con Alejandra, que requiere de ayuda para el pago de su tratamiento, llamándole al (619) 735-5577 o al (619) 419-5158.