Tucson, (EFE).- La familia del agente de la Patrulla Fronteriza Brian Terry pidió al Gobierno federal que asuma su responsabilidad en el escándalo de la operación «Rápido y Furioso», cuando se cumple el primer aniversario de la muerte del agente federal.

El agente Terry falleció en diciembre de 2010 en un enfrentamiento con presuntos asaltantes en un conocido corredor de tráfico de drogas y de inmigrantes indocumentados en la frontera de Arizona.

«La muerte de Brian ha sido muy difícil para nosotros, sobre todo, porque tuvimos que enterarnos por los medios de comunicación que en el lugar de los hechos se encontraron rifles de asalto relacionados con la operación Rápido y Furioso», dijo la familia de Terry en un comunicado de prensa.

La familia afirma que aún hoy no comprende por qué la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas (ATF) y el Departamento de Justicia (DOJ) se embarcaron en este operativo y después trataron de ocultar el vinculo entre esta fracasada operación y el asesinato de Terry.

«Ante nuestro asombro, ni ATF, ni el DOJ han tomado responsabilidad en su papel en esta operación», dijo la familia.

Agrega que su principal objetivo continua siendo arrestar y llevar ante la justicia a todas las personas involucradas con la muerte del agente fronterizo, pero enfatiza que continuará presionado para obtener respuestas por parte del Gobierno federal.

La familia del agente fallecido considera que todos aquellos responsables por una operación que permitió el flujo de más de 2.000 armas no supervisadas a territorio mexicano que terminaron en manos de organizaciones criminales en ambos lados de la frontera deben de responder por sus decisiones.

Asimismo extendió sus condolencias a todas las familias que han sido afectados por la violencia en México causadas por las armas relacionadas con esta operación.