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El Partido Republicano apuesta por el voto latino en 2012 pero, al oponerse a una reforma migratoria, la mayoría de los aspirantes a la candidatura presidencial en liza debería irse olvidando de lograr ese sueño en noviembre próximo.

El exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney, que se perfila como posible ganador esta noche en los “caucuses” (asambleas populares) en Iowa, ha dejado en claro que, si gana la presidencia, vetará el “Dream Act” para la legalización de los estudiantes indocumentados.

El sábado pasado, durante un evento en Le Mars (Iowa), Romney afirmó que si sale elegido y el Congreso aprueba el Dream Act durante su mandato, él vetaría esa ley.

De cara a los comicios del próximo 6 de noviembre, esa certeza seguramente le ganará adeptos entre los conservadores, pero de igual manera le restará votos entre los hispanos.

La reforma migratoria no es el tema más acuciante para los hispanos pero sí figura entre sus prioridades. Muchos votantes latinos provienen de familias con diversos estatus migratorios, desde ciudadanos hasta residentes permanentes o indocumentados recién llegados.

También está la percepción de que un ataque contra los indocumentados en realidad es un ataque contra toda la comunidad inmigrante, en particular la de origen hispano.

Ambos partidos cortejan activamente el voto hispano y, aunque los demócratas tampoco han cumplido con impulsar una reforma migratoria, son los republicanos los que tienen más que perder por su postura de “mano dura” contra los indocumentados.

Los comentarios de Romney en contra del “Dream Act” servirían para “descalificarlo entre un amplio sector de los votantes latinos en toda la nación”, dijo hoy en un comunicado Frank Sharry, director ejecutivo de “America’s Voice”, que aboga por la reforma migratoria.

“Millones de votantes latinos ven en sus hijos e historias familiares las aspiraciones y ambiciones de los jóvenes” que se beneficiarían del “Dream Act”, y no ven con buenos ojos “a quienes están decididos a cerrarles de un portazo las oportunidades”, agregó.

Sharry vaticinó que, aun si Romney consigue la candidatura presidencial, “le será prácticamente imposible alcanzar el 40% del apoyo hispano que los candidatos republicanos necesitan para ganar la Casa Blanca”.

Eso le pondría más obstáculos en estados “bisagra” como Arizona, Colorado, Florida, Nevada y Nuevo México, donde el voto latino tiene mayor peso.

Varias encuestas entre la comunidad hispana en 2011 señalaron que, independientemente de afiliación política, la mayoría de los latinos apoya el “Dream Act”.

Entre los que se decantan por un candidato republicano, poco más de la mitad apoya esa iniciativa, que permitiría la legalización de estudiantes indocumentados que cumplan al menos dos años de universidad o se inscriban en las Fuerzas Armadas de EEUU, entre otros requisitos.

Quienes defienden el “Dream Act” aseguran que esa medida espoleará el crecimiento económico de EEUU porque estos jóvenes, ya criados y educados en este país, tendrían más incentivos para quedarse y aportar sus destrezas.

Sus detractores replican que, sin importar cómo, cuándo o por qué vinieron a EEUU, los indocumentados han violado las leyes migratorias y no merecen ningún trato preferencial.
Cada uno de los candidatos republicanos en Iowa busca congraciarse con la base conservadora y se ha declarado contrario a la reforma.

El gobernador de Texas, Rick Perry, se tambaleó al inicio de su campaña al defender su firma de una ley estatal que permite la equidad de pago en las matrículas a indocumentados inscritos en universidades públicas del estado.

El expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, también causó polémica al defender la legalización, pero sólo de quienes lleven mucho tiempo en el país.

La legisladora Michele Bachmann, por su parte, ha prometido ampliar la construcción de un muro en cada tramo de la frontera sur de EEUU.

Hace cuatro años, la retórica anti-inmigrante ayudó a sumar votos entre los republicanos en Iowa pero, a juzgar por una encuesta del Centro Hispano Pew la semana pasada, no es un discurso que les valga entre los hispanos en noviembre próximo. EFE