Por: Armando Caicedo
Ayer me enviaron un video donde se aprecian los abusos que se cometían en una planta de incubación, en Santa Cruz, California, contra pollitos recién nacidos,
Resulté tan conmovido con el drama de estos aterrorizados pollitos, que de inmediato caminé hasta un restaurante especializado en aves de corto vuelo para jurarles a sus madres, que me volvería vegetariano.
En el asadero sorprendí a unas gallinas gordas, encueradas y obscenas, que en una cámara de bronceo daban vueltas alrededor de un tubo. Les conté lo del video, pero las muy irresponsables se hicieron las indiferentes con mi denuncia.
Así que le pedí autorización al sensible director de esta publicación, para clamar: ¡Detengan el “pollicidio”! A los indefensos pollitos que nacen en la planta “Cal-Cruz Hatcheries Inc”, los están tratando como a “bebés anclas”.
Un pollito -que por razones de seguridad me suplicó no publicara su nombre- me “pió” su drama. Lo separaron de mamá gallina desde que era un huevito, y nunca conoció a su padre, que según los chismes del vecindario, es un gallo coqueto con fama de mujeriego, que pisa hasta medio centenar de gallinitas todas las mañanas.
¿Cómo obtuvieron este aterrador video?
En el gallinero cacarean que el héroe de este cuento es un pollito valiente (con vocación de “pollicía”) que ingresó la cámara de video debajo de una de sus alitas,
Realmente no pude identificar al pollo responsable de esta labor de espionaje, porque en el video todos portan las plumas del mismo color, pían al mismo tiempo y portan la misma cara de angustia de todo indocumentado.
A propósito de “indocumentado”, uno de ellos me contó que cuando perciben que un agente del ICE les respira en la nuca, quedan helados y no pueden decir ni “pío”.
A propósito de “quedar helado”, importantes cadenas de supermercados –entre ellas “Whole Foods”- temerosas de herir la sensibilidad de sus clientes, han decidido cancelar la compra de aquellos pollos congelados que -aunque son engordados en otras granjas- se sospecha que nacieron en la planta incubadora de Santa Cruz, California.
A propósito de “sensibilidad”, a cualquiera se le revuelve el estómago con esta historia. En mi caso, cada vez que intento comerme un pollo frito, se me escurre un torrente de lágrimas, razón para que el animalito resulte totalmente ensopado. Los “gourmets” aseguran que la peor sensación de asco en la mesa, es contemplar a un pollo frito… chapaleando entre un mar de lágrimas.
A propósito de “lágrimas”, es prudente copiar la advertencia que los productores de Hollywood usan al comienzo de cada película: “Cualquier parecido de estos pollitos, con personajes reales, desaparecidos o deportados, es pura coincidencia”.
A propósito de “coincidencia”, este drama de los pollitos de Santa Cruz, se parece al vía crucis que deben soportar los cinco mil niños, ciudadanos estadounidenses, que en el 2011 fueron separados de sus familias, por existir orden de deportación contra sus padres.
A propósito de “deportación”, entre los miles de indocumentados que fueron deportados en el primer semestre de 2011, las estadísticas señalan que 46 mil eran padres de niños estadounidenses.
A propósito de “estadounidenses”, la única diferencia de esos niños, con los pollitos de esta historia, es la indiferencia de la gente con el drama que padecen esos niños.
VERBATIM
“Los pollitos modernos ya no pían
sino “twittean”