Te apuesto que no eres la única persona que piensa y actúa al menos 10 años más joven de lo que refleja el espejo en que te miras cada mañana. Qué no dieras por además de quitarte una tremenda carga de responsabilidades que llevas arrastrando por más de 10 años, quitarte también unas libritas de más, las que también te han acompañado durante la misma cantidad de tiempo y dos tres líneas de expresión que te han salido últimamente.
Desde hace cuatro años cuando comencé a escribir esta columna, siempre termino diciendo “la belleza viene de adentro hacia fuera”. Pienso que la edad también. Como dice Einstein: todo es relativo en la vida.
Edad, es algo que define un período, el tiempo trascurrido a partir de un principio. Una persona pasa de ser bebé hasta la tercera edad. La Edad Media por ejemplo comenzó con la caída del Imperio Romano y terminó con el descubrimiento de América en 1492 casi mil años después. Entonces nació la edad Moderna que culminó en 1789 con la Revolución Francesa y los que saben afirman que desde la Revolución Francesa a la fecha estamos viviendo la Edad Contemporánea, porque somos una sociedad más desarrollada económica, tecnológica y socialmente.
¿Qué edad se vivirá dentro de 500 años? ¿Qué tan modernos o contemporáneos serán los tataranietos de nuestros tataranietos? ¿La edad media se volverá antigua? Yo creo que sí.
De nuevo, todo es más que relativo.
Hay jóvenes que siendo apenas adolescentes son “viejos de espíritu”. Hay gente de edad poco más de mediana que viven cada día intensamente, como si fuera el último. Conozco a unos cuantos y me quedo con ellos.
Envejecer es cosa de los más jóvenes porque los viejos, simplemente ya envejecieron.
Aunque el envejecimiento esté relacionado con los cambios que, inexorablemente el tiempo impone sobre nuestra biología, lo cierto es que los jóvenes cambian mucho más que los viejos. El documento que nos identifica, marca la edad cronológica que tenemos, sólo eso.
La verdadera edad, la edad biológica, la edad de nuestro cuerpo, ésa va por dentro. Qué tan rápido envejezcamos desde adentro, eso ya depende de nosotros. El sobrepeso y el estrés, por ejemplo, aceleran nuestra edad biológica, son limitantes, nos ponen en desventaja. Estar felices con nosotros mismos, de seguro contribuye a retrasar nuestra edad biológica.
De ahí la importancia de reconquistar nuestra propia edad y, aunque el envejecimiento es un proceso natural e irreversible, de nosotros depende el poder de cambiar su ritmo, su velocidad. Y aunque ya no tengas 15, ni 20, ni 30, una buena alimentación, el descanso, practicar deporte, soñar, tener ilusiones o simplemente lograr que algo despierte tu curiosidad y te interese, te motive, hará retardar los efectos del envejecimiento.
Hasta la próxima y recuerda que “la belleza viene de adentro hacia afuera”.
Con mucho cariño, SISSI