Unos cincuenta millones de personas padecen epilepsia en todo el mundo.

Madrid, España.- Julio César, el papa Pío IX, Gustave Flaubert, Edgar Allan Poe, Charles Dickens, Agatha Christie o Richard Burton son algunos de los personajes históricos en los que se ha podido confirmar el diagnóstico de esta enfermedad, indican los especialistas del Museo de la Epilepsia, ubicado en Kehl-Kork (Alemania). Asimismo, según esta institución, se estima que Napoleón, Dostoevsky, Van Gogh y Lord Byron, entre otros, también la padecieron.

“La epilepsia es una de las afecciones conocidas desde más antiguo. Durante siglos ha estado rodeada por el miedo, el desconocimiento, la discriminación y la estigmatización social, algo que persiste aún en muchos países y que puede afectar a la calidad de vida de los pacientes y de sus familias”, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS destaca que, entre otras limitaciones, las personas con epilepsia ven reducido su acceso a los seguros de vida y de enfermedad y tienen dificultades para obtener el permiso de conducir u ocupar determinados puestos de trabajo.

“En muchos países la legislación refleja siglos de desconocimiento sobre la epilepsia”, asegura la organización. En China y en la India la epilepsia se considera a menudo como un motivo para anular una boda. En el Reino Unido, la ley que prohibía a los epilépticos casarse no se derogó hasta 1970. Asimismo, en Estados Unidos hasta los años setenta se podía negar el acceso a restaurantes, teatros y otros edificios públicos a quienes tuvieran ataques epilépticos, afirma la OMS.

Aunque en la actualidad la imagen que la sociedad tiene de la epilepsia ha cambiado, los expertos aseguran que todavía queda mucho por hacer en este ámbito. “Existe un desconocimiento y cierto estigma social”, comenta Jaime Parra, neurólogo del Hospital La Zarzuela de Madrid.

Según explica el especialista, la incidencia de la epilepsia en la vida de quienes la padecen depende de cada persona. Algunos, a pesar de sufrir muchas crisis, viven su día a día con normalidad. A otros, sin embargo, una sola crisis les lleva a una “situación devastadora”. El médico precisa que lo que más descoloca de las crisis epilépticas es que son impredecibles.

Parra aclara que la epilepsia es “un síntoma de que algo va mal en el cerebro”. Puede desarrollarse a raíz de un golpe muy fuerte en la cabeza, tras haber estado en coma, si se ha tenido meningitis o como consecuencia de un tumor cerebral, entre otras causas.

Así, las crisis epilépticas varían en función de la parte del cerebro afectada. Su manifestación más conocida son las convulsiones pero existen otros tipos de crisis. El neurólogo declara que quizás las más frecuentes sean las ausencias, entendidas como “pérdidas de conciencia o desconexiones del medio”. Este tipo de crisis, puntualiza, pueden confundirse con mareos o con déficit de atención en el colegio.

En otras ocasiones las crisis se manifiestan a través de sensaciones oníricas. El doctor Parra señala que «quienes las experimentan tienen la impresión de hallarse en un ambiente trascendente y haber desarrollado poderes especiales. Incluso pueden llegar a sentir que ven el futuro o el pasado».

Hoy es posible poner freno a las crisis epilépticas, al menos en la mayor parte de los pacientes. “Los fármacos antiepilépticos controlan aproximadamente el 70% de los casos”, sostiene Parra. En el resto, los neurólogos pueden estudiar la conveniencia de una intervención quirúrgica.

Así, los fármacos y la cirugía constituyen el tratamiento de uno de los trastornos neurológicos más comunes en todo el mundo.

DESTACADOS:

  • En China y en la India la epilepsia se considera a menudo como un motivo para anular una boda. En Estados Unidos, por otra parte, hasta los años setenta se podía negar el acceso a restaurantes, teatros y otros edificios públicos a quienes tuvieran ataques epilépticos, señala la OMS.
  • La epilepsia es “un síntoma de que algo va mal en el cerebro”, afirma Jaime Parra, neurólogo del Hospital La Zarzuela de Madrid.
  • Los fármacos antiepilépticos controlan aproximadamente al 70 por ciento de los pacientes.