San Bernardino (California), 12 mar (EFE).- Para el pastor cristiano Denver Cooley no hay nada de incompatible entre la vocación cristiana y amor por el rugido de una Harley Davidson.

Es así como este hombre de 47 años, que a lo largo de su vida ha sufrido los estragos de las drogas, el alcohol y la cárcel, ha construido un refugio para «aquellos que quieran encontrar a Cristo», permaneciendo fieles a su afición por las motocicletas.

Roadhouse Biker’s Church es una iglesia cristiana fundada por Cooley hace seis años como un grupo de estudio bíblico, que se reúne en una bodega convertida en iglesia en la zona industrial de la ciudad californiana de San Bernardino.

Cooley atiende a una feligresía en la que predominan los tatuajes, las barbas y las chaquetas de cuero.

«Queremos que se entienda que somos motociclistas que amamos a Jesús y que está bien tener tatuajes y ser llamados cristianos», dijo Cooley en una entrevista con Efe.

Y aunque el camino no ha sido fácil, tras roces iniciales con iglesias cercanas y vecinos molestos por el ruido de las motos, la congregación ya supera los ciento cincuenta miembros que asisten regularmente los martes y los sábados a los sermones de este carismático reverendo tatuado.

Su estilo desenfadado y el conocimiento de primera mano de la difícil vida que llevan algunos de estos motociclistas, ha resultado en un servicio ofrecido por Cooley en el que se combinan las imágenes de las motos y las cruces con un mensaje directo.

«El propósito es que los bikers (motociclistas) se sientan cómodos y que escuchen la palabra de Cristo de manera que puedan entenderla», aseguró Cooley, quien se ha ganado el fervor de los asistentes.

En cualquier caso, la iglesia atiende a todos por igual, ya se trate de motociclistas o de cagers (enjaulados), como se conoce en este círculo a quienes andan en auto.

Roadhouse Biker’s Church se describe como un grupo de «‘freaks’ de Jesús que aman al Señor y comparten su pasión por la liberta de la carretera y por una auténtica relación con Cristo».

Cooley «enseña la palabra de Dios sin rodeos; dice qué hacer con este mensaje de ayuda al prójimo y cómo aplicarlo al salir de acá; no como una historia de dos mil años de antigüedad», explicó a Efe «Less», uno de los feligreses que sigue a este conocedor de la Biblia, a pesar de que él no es un aficionado a las motos.

«Less» es una de las pocas excepciones en los servicios de Cooley, en los que predominan quienes han hecho de su pasión por las motos una forma de vida de profundas raíces en California. Todos ellos encuentran en esta iglesia una acogedora familia.

En el seno de esta organización se han creado veintidós grupos de acción, o ministerios, cuya finalidad es atender las necesidades reales de la comunidad, como la adicción a las drogas o al alcohol.

«En culturas marginales o fuera de la ley ocurre lo mismo que en el servicio militar: existe una gran camaradería gracias a la cual nos cuidamos los unos a los otros», comentó a Efe Arnold Payne, uno de los miembros más antiguos de la agrupación.

Una vez al mes, la iglesia lleva a cabo una celebración especial, bautizada como «Spoken Word Nights», en la que Cooley entrevista a algún miembro de la comunidad para que hable de sus experiencias vitales. Estas veladas son amenizadas con actuaciones de bandas locales de rock.

Igualmente, sus voluntarios asisten a las reuniones de motociclistas de todo el estado de California y en ellas distribuyen agua y buscan difundir su mensaje.

«Nuestro acercamiento es mostrarles que estamos para ayudarles en lo que necesiten y para orar», explicó este religioso. «No los atragantamos con la Biblia».