El glaucoma es una de las principales causas de ceguera. Se puede padecer la enfermedad durante años sin notar síntoma alguno, por ello los expertos hacen hincapié en la prevención. “No deje que el glaucoma oscurezca su vida” es el lema escogido para conmemorar la semana mundial del glaucoma.

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+++ “El problema de todas las operaciones contra el glaucoma es la cicatrización. Cuanto peor es la cicatrización, mejor es el resultado”, apunta Julián García Sánchez, catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid.

+++ El aumento de la presión ocular sólo puede diagnosticarse si lo mide un oftalmólogo.

+++ Antecedentes familiares, edad avanzada, miopía, cardiopatías y diabetes incrementan las probabilidades de padecer glaucoma.

El glaucoma se debe a una falta de regulación de la presión intraocular. El aumento de la presión va dañando el nervio óptico. Debido a ello, se pierde la visión periférica del ojo de manera paulatina. Sin embargo, la visión central puede conservarse durante mucho tiempo, por lo que la enfermedad pasa inadvertida para el afectado.

De hecho, el problema fundamental del glaucoma es su falta de síntomas. “Cuando la elevación de la presión intraocular no es muy acusada, pueden pasar más de diez años. Pero, a veces, es posible que transcurran hasta dieciocho años antes de que el paciente note que algo va mal y se decida a ir al médico”, explica Julián García Sánchez, catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid y académico numerario de la Real Academia Nacional (española) de Medicina.

La población general tiene una probabilidad de padecer glaucoma de alrededor del dos por ciento, apunta el especialista. No obstante, las personas cuyo padre, madre o hermanos padecen glaucoma “multiplican por cinco esa probabilidad”, señala.

La herencia genética es un factor destacado en el caso del glaucoma, pero existen otros grupos de riesgo. Uno de ellos es el de las personas de edad avanzada. “Antes de los cincuenta años, la probabilidad de padecer glaucoma no llega al 0,5 por ciento. Sin embargo, superados los setenta, sin antecedentes de ninguna clase, se incrementa hasta superar el 5 por ciento”, apunta el facultativo.

El riesgo de glaucoma es también elevado entre los miopes. No obstante, el doctor García precisa que a los oftalmólogos este grupo no les preocupa tanto ya que se trata de pacientes “que suelen someterse a revisiones periódicas, por lo que es más fácil descubrir la enfermedad”.

Asimismo, el glaucoma aparece con frecuencia entre diabéticos y cardiópatas. Con todas estas personas se debe “extremar la vigilancia”, advierte el oftalmólogo.

TRATAMIENTOS PARA EL GLAUCOMA.

Si la enfermedad se diagnostica en una fase precoz, “los tratamientos con colirios antiglaucomatosos suelen ser muy eficaces. Controlan la mayor parte de los casos, lo que quiere decir que el glaucoma no continúa progresando. Sin embargo, no se puede recuperar la visión que ya se ha perdido”, aclara el doctor García.

Cuando el paciente no responde al tratamiento con colirio, se puede recurrir al láser o a la cirugía. El tratamiento con láser ofrece mejores resultados en personas mayores mientras que la intervención quirúrgica está indicada para pacientes jóvenes.

“El problema de todas las operaciones contra el glaucoma es la cicatrización. Cuanto peor es la cicatrización, mejor es el resultado”, subraya el oftalmólogo. Los pacientes jóvenes contrarrestan muy rápidamente el efecto del láser. De este modo, “el láser, por debajo de los cincuenta años, prácticamente no sirve para nada”, añade.

El éxito de los tratamientos depende en gran medida de la detección precoz. Los expertos de la Clínica Universidad de Navarra recalcan que el aumento de la presión ocular sólo puede diagnosticarse si lo mide un oftalmólogo.

Atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, el doctor García afirma que las personas con antecedentes familiares u otros factores de riesgo deben controlarse la presión intraocular al menos una vez al año. Asimismo, aconseja a quienes no tengan ningún tipo de antecedente que, a partir de los cincuenta años, se vigilen la presión intraocular anualmente.

El glaucoma avanza de manera sigilosa. Hay personas que no visitan nunca al oftalmólogo porque aparentemente tienen buena vista. Pero el día que finalmente acuden a la consulta pueden descubrir que ya es demasiado tarde para prevenir la ceguera, apunta el especialista.