San Diego, (EFE).- Por su precoz talento para la pintura, Osmar Pete Hernández, de cuatro años, ha participado en ferias de arte en San Diego y comenzado a vender trabajos, ganándose a través de su página de internet un círculo internacional de admiradores.

Su mentor y maestro Howard Woodward, fundador de la iniciativa «Niños del Arte del Condado de San Diego», dijo a Efe que pese a su corta edad Hernández ha desarrollado un estilo propio, difícil de imitar, que puede ser descrito como «surrealista abstracto», porque combina fondos abstractos con primeros planos figurativos, incluyendo su percepción de animales, rostros y objetos.

«Osmar sabe cuándo ha terminado un trabajo. Cuando pinta no le gusta que lo distraigan, y fue así desde que empezó cuando tenía 19 meses», dijo a Efe su madre Alicia.

Alicia señaló que Osmar no habla inmediatamente sobre sus cuadros, y si le preguntan qué significan dice que simplemente le gusta pintar, pero que a medida que pasa el tiempo, cuando está listo, puede aludir a elementos de sus cuadros.

El padre, también llamado Osmar, originario de Sinaloa, México, dijo a Efe que mediante su trabajo como mesonero en un hotel de la ciudad tiene contacto con mucha gente a la que muestra el trabajo de Osmar, lo que junto con el sitio de internet creado y mantenido por Woodward http://www.oph07.com/ ha permitido que el círculo internacional de admiradores del trabajo del niño se haya expandido.

Una casualidad marcó el inicio de Osmar en el mundo del arte, dijo Alicia, pues en una ocasión en un paseo por la Playa Imperial, cercana a su vivienda, se encontraron con el grupo de Woodward que pintaba los rostros de niños como parte de un festival de castillos de arena.

«Osmar se negó a que le pintaran la cara, y en cambio él mismo quería pintar. Comenzó en el verano de 2009, y pese a que yo le cortaba las brochas y pinceles a medida de su tamaño, él quería usar las grandes, y desde el principio pintó con ambas manos», dijo.

Woodward considera que Osmar «nació como un pintor. Le ayudo un poco con el color pero él observa a otra gente, otros cuadros, absorbe colores y técnicas que luego incorpora en su trabajo».

El niño es el más pequeño de su grupo que incluye a adolescentes y adultos, los cuales lo aceptan como un artista también.

«Es un niño muy inteligente, siempre fue muy habilidoso con sus manitas. Ni yo ni mi esposa somos artistas, pero gracias a él se nos han abierto los ojos y lo llevamos con frecuencia a museos del Parque Balboa», comentó el padre a Efe.

Woodward dijo que la visión original de Osmar también se manifiesta en sus fotografías, las cuales fueron adquiridas en una exhibición organizada por un café local, mientras que respecto a sus pinturas ha vendido cinco en los últimos dos años, la primera por cincuenta dólares en una subasta.

«El dinero que ha ganado le hemos puesto en una cuenta de banco para su fondo de educación», dijo Alicia.

Por su parte Woodword, quien nombra las pinturas de Osmar, ha valuado los que considera sus dos mejores cuadros, «El Caballo de Osmar» y «Hombre Universal», en 1.700 y 2.500 dólares, respectivamente.

«En 2011 hubo una exhibición de arte en el hotel donde trabajo, con cuatro artistas. Ellos tuvieron a Osmar como invitado especial. Su cuadro de el caballo permaneció en el hotel por otros ocho meses», dijo orgulloso su papá.

«Me gustan los libros y me gusta leer», dijo Osmar mientras hojeaba su libro favorito, que muestra la historia del pintor mexicano Diego Rivera, con quien se comparó.

«Cuando crezca mi hermanito le voy a enseñar a pintar», dijo en referencia a Aarón, de 14 meses, el segundo hijo de la familia.