El olfato es un sistema de alerta que nos avisa de la presencia de un peligro en las cercanías, como un fuego o un escape de gas.
La causa más frecuente de la anosmia suele ser la poliposis nasal. En este caso la enfermedad es reversible pues, tras operar los pólipos, se puede recuperar el olfato, explica Fernando Rodríguez, miembro del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (España).
“A menudo se pierde el sentido del olfato con trastornos que impiden que el aire llegue hasta el área de la nariz donde se localizan los receptores olfativos. Dichos trastornos pueden abarcar pólipos nasales, deformidades del tabique nasal y tumores nasales”, comentan los especialistas de “Medlineplus”, un servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, la pérdida temporal del sentido del olfato es un acompañante habitual “de los resfriados comunes y de las alergias nasales. También suele presentarse después de una enfermedad viral”, apuntan.
«Aunque resulta infrecuente, es posible perder el olfato de manera permanente debido a un resfriado», apunta el doctor Rodríguez, quien aclara que los virus catarrales tienen la capacidad de atacar el epitelio olfatorio y destruirlo.
“Como el número de gripes y catarros que se produce anualmente es alto, existe un porcentaje de sujetos que, debido a procesos víricos, puede llegar a perder el olfato definitivamente”, señala.
Vivir sin olfato implica carecer de un sistema de alerta ante ciertos peligros. Los olores nos avisan, entre otras cosas, de la existencia de un fuego o de la posible presencia de sustancias tóxicas en el aire. “Filogénicamente, las cuestiones peligrosas para el ser humano tienen malos olores”, precisa el otorrinolaringólogo.
«Además, la pérdida del olfato interfiere en la manera en la que percibimos los sabores. Con la lengua distinguimos el sabor dulce, el salado, el ácido y el amargo. Por ello, quienes padecen anosmia sólo pueden apreciar estos cuatro sabores», indica el especialista.
“Si alguien se acatarra, la comida le resulta insípida. Esto no quiere decir que no tenga sentido del gusto, pero como ha perdido el olfato no puede percibir ciertas características de la comida que residen en los olores”, afirma el doctor Rodríguez.
De este modo, cuando una persona acude a la consulta del otorrinolaringólogo con la sospecha de que ha perdido el olfato, el especialista le suele preguntar si toma café y a qué le sabe. Si el paciente responde que, evidentemente, el café le sabe a café, es que su olfato todavía funciona. Si, por el contrario, asegura que el café le sabe como el agua caliente, esa persona no está percibiendo los olores.
“El café no sabe a nada, es agua caliente con azúcar o sacarina, puede ser la respuesta cuando en realidad el café es todo aroma”, explica el doctor Rodríguez. De hecho, es uno de los denominados olores puros.
Los especialistas utilizan sustancias que no tienen ningún componente de sabor como el café o la vainilla para realizar una prueba denominada olfatometría.
Tras la olfatometría, se practican otras pruebas para averiguar cuál es el origen de la anosmia, pues la solución de esta patología depende de la causa que la haya provocado.
Rodríguez observa que “cuando la anosmia es transitoria y está producida por una patología, se corrige tratando la causa, que puede ser alergia, hipertrofia de la mucosa, pólipos, etc. Sin embargo, para los casos en los que la pérdida del olfato es definitiva no existe tratamiento».
DESTACADOS:
- “El café no sabe a nada, es agua caliente con azúcar o sacarina”, esa suele ser la definición de alguien que ha perdido el olfato, afirma Fernando Rodríguez, miembro del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (España).
- Según los especialistas, para los casos en los que la pérdida del olfato es permanente no existe tratamiento.
- «Aunque resulta infrecuente, es posible perder el olfato de manera permanente debido a un resfriado», apunta el doctor Rodríguez, quien aclara que los virus catarrales tienen la capacidad de atacar el epitelio olfatorio y destruirlo.