Un importante estudio realizado por científicos afiliados con el Instituto MIND de UC Davis ha encontrado fuertes vínculos entre la obesidad y la diabetes maternal y la posibilidad de tener un hijo con trastorno del espectro autista (TEA) u otro trastorno del desarrollo.
El estudio, que investigó la relación entre enfermedades metabólicas maternales y el riesgo de trastornos del desarrollo neurológico, mostró que las madres obesas eran 67 por ciento más propensas a tener un hijo con TEA.
El estudio también reveló que los niños con madres diabéticas que tenían TEA eran más discapacitados -tenían mayores deficiencias en la comprensión y producción del lenguaje y la comunicación adaptativa–que los niños con TEA de madres sanas.
Sin embargo, aun los niños sin TEA de madres diabéticas mostraron impedimentos de socialización además de impedimentos de comprensión y producción del lenguaje, cuando comparados con los niños sin TEA de mujeres sanas. Los niños sin TEA de madres con cualquiera de las enfermedades metabólicas mostraron deficiencias moderadas en la solución de problemas, comprensión y producción del lenguaje, y en aptitudes motoras y sociales.
“Más de un tercio de las mujeres de EE.UU. en edad de tener hijos son obesas, y cerca de una décima tiene diabetes gestacional o tipo 2 durante el embarazo. Nuestra revelación de que estas enfermedades de la madre pueden estar vinculadas a problemas del desarrollo neurológico en los niños genera preocupación y por lo tanto puede tener serias implicancias en la salud pública”, dijo Paula Krakowiak, Candidata a Doctora en Epidemiología afiliada con el Instituto MIND.
“Y si bien no llega a la conclusión de que la diabetes y la obesidad causan TEA y trastornos del desarrollo, el estudio sugiere que la exposición fetal a niveles altos de glucosa e inflamación en la madre afecta negativamente el desarrollo fetal”.
El estudio, “Enfermedades metabólicas maternales y el riesgo de autismo y otros trastornos del desarrollo neurológico”, se publica hoy en Internet en Pediatría, la Revista de la Academia Americana de Pediatría. Sus autores dijeron que es el primer estudio en examinar las asociaciones entre trastornos del desarrollo neurológico y enfermedades metabólicas maternales más allá de la diabetes gestacional y de tipo 2. También es el primero en incluir obesidad e hipertensión, que tienen características biológicas subyacentes similares, y en investigar las correlaciones entre estas enfermedades y los impedimentos en aptitudes y capacidades de niños en dominios específicos de desarrollo.
Más de un 60 por ciento de mujeres en EE.UU. en edad de tener hijos tiene sobrepeso; 34 por ciento son obesas; y 16 por ciento tiene síndrome metabólico. Cerca de un 9 por ciento de mujeres en EE.UU. en edad de tener hijos son diabéticas, y más de un 1 por ciento de los embarazos en EE.UU. sufrieron complicaciones por hipertensión crónica. En California, donde se realizó el estudio, 1.3 por ciento de las mujeres tenía diabetes tipo 2, y 7.4 por ciento diabetes gestacional.
El trastorno del espectro autista se caracteriza por impedimentos en interacción social, deficiencias comunicacionales y conductas repetitivas y generalmente viene acompañado de discapacidad intelectual. Se estima que 1 en 88 niños en EE.UU. tienen otro trastorno del desarrollo, que incluye otros trastornos que provocan discapacidad intelectual.
El estudio incluyó 1,004 pares de madre/hijo de distinta procedencia registrados en el Estudio de Riesgos Genéticos y Ambientales de Autismo en los Niños (CHARGE), la mayoría de ellos viviendo en el norte de California, con un pequeño grupo en Los Ángeles. Los niños eran de entre 24 y 60 meses de edad, nacidos en California y vivían con por lo menos un padre biológico que hablaba inglés o español. Había 517 niños que tenían TEA; 172 que tenían otros trastornos de desarrollo pero no TEA; y 315 que estaban desarrollándose normalmente. Los participantes fueron inscriptos entre enero del 2003 y junio del 2010.
Entre los niños cuyas madres tuvieron diabetes durante el embarazo, el estudio mostró que el porcentaje de niños con TEA de madres con diabetes tipo 2 o diabetes gestacional (9.3 por ciento) o con discapacidad del desarrollo (11.6 por ciento) fue más alto que el 6.4 por ciento de niños con TEA de madres sin estas enfermedades metabólicas.
Más del 20 por ciento de las madres de niños con TEA o demoras del desarrollo eran obesas, en comparación con 14 por ciento de las madres de niños de desarrollo normal.
Los autores indican que la obesidad es un factor de riesgo significativo para la diabetes y la hipertensión, y está caracterizada por mayor resistencia a la insulina e inflamación crónica, como lo son la diabetes y la hipertensión. En los embarazos diabéticos, y posiblemente pre-diabéticos, la glucosa pobremente regulada de la madre puede resultar en una exposición fetal prolongada a los altos niveles de glucosa maternal, lo cual aumenta la producción de insulina fetal, resultando en una exposición fetal crónica a altos niveles de insulina.
Porque la producción elevada de insulina requiere el uso de más oxígeno, esto puede causar una merma en el suministro de oxígeno para el feto. La diabetes también puede causar una deficiencia fetal de hierro. Las dos enfermedades pueden afectar negativamente el desarrollo cerebral del feto, dijeron los autores.