El estigma social sigue impidiendo que los hispanos portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) busquen cuidado médico y participen en estudios clínicos, dijeron esta semana expertos durante la XIX Conferencia Internacional del Sida.

Los hispanos tienen las tasas más altas de infección con el VIH en EE.UU., después de los afroamericanos, “y por ello son esenciales los programas de educación e información”, dijo a Efe Jacqueline Pérez, del Proyecto PACT.

“Nuestro proyecto les ofrece a estas personas los tratamientos que necesiten, servicios de prevención, transporte e intérpretes para que les facilite la concurrencia a sus citas médicas”, agregó Pérez en la conferencia, que se celebra en el Centro de Convenciones de Washington.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el número de latinos infectados por el VIH es desproporcionadamente alto, pues representan casi el 20 por ciento de los nuevos casos cada año, aunque son el 16 por ciento de la población total.

La tasa de infección con el VIH entre los hombres latinos homosexuales es la segunda más alta del país, después de los negros.

Esos datos también se observan en América Latina y el Caribe, donde más de la mitad de las personas infectadas con VIH son hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, según datos de las autoridades sanitarias internacionales.

Cientos de activistas protestaron hoy dentro y fuera del centro de convenciones mientras los científicos y funcionarios de salud de todo el mundo hablaban en decenas de foros acerca de tratamientos y la búsqueda de una cura para el mal.

Los descontentos reclaman mayores recursos de los gobiernos para la investigación del virus de inmunodeficiencia humana y medicamentos para el tratamiento de los infectados, pero las quejas también se dirigieron a la “guerra contra las drogas” y los bancos.

Según los activistas la avaricia de los grandes bancos quita dinero a la atención de la salud, y según numerosos expertos la persistencia de la ilegalización de drogas contribuye al uso antihigiénico de agujas y la propagación del VIH.

En el Centro de Convenciones, una “aldea global” incluye a más de doscientos quioscos donde se venden artesanías creadas por personas con VIH y se distribuyen condones y materiales educativos sobre la prevención de la infección y el tratamiento de los enfermos.

“Éste es un problema a nivel mundial, una enfermedad que afecta a millones de personas, de diferentes países, razas, edades y sexo”, señaló a Efe, Mirta Ruiz Díaz, Coordinadora de la Fundación Vencer de Paraguay, que trabaja especialmente con mujeres portadoras del VIH.

Elisa Canqui Millo, aymará de Bolivia, describió un problema similar: “El estigma social que atrae la infección con el VIH se suma a la marginación que ya sufren las poblaciones indígenas, y a los enfermos se les aparta”.

“Buscamos no sólo presentar iniciativas de nuestras comunidades sino también mostrar cómo la medicina tradicional puede contribuir a aminorar este mal”, añadió Canqui Millo, una de las varias delegadas del Grupo de Trabajo Internacional Indígena frente al Sida.

Actualmente hay más de dos millones de personas en América Latina y Caribe que son portadoras del virus, una cifra mayor que en Estados Unidos, Canadá, Japón y el Reino Unido juntos, y las Naciones Unidas calculan que casi 100.000 personas contraen la infección cada año.

En 2009, la fecha más reciente de la cual se disponen estadísticas de muertes, más de 58.000 personas fallecieron por enfermedades vinculadas al síndrome de inmunodeficiencia humana.

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