Por María Marín
Hace un par de semanas tuve el placer de entrevistar a Lorena Rojas, una de las actrices más reconocidas de las telenovelas hispanas. Esta mexicana ha protagonizado más de 20 novelas, que han llegado a países tan lejanos como India, Tailandia y Rusia. Minutos antes de la entrevista entré en su camerino, donde ella misma se peinaba y retocaba su maquillaje. Con tan sólo saludarla pensé: “Qué chica tan real, dulce y agradable”. Durante la entrevista -celebrada en el festival de la revista People en Español en San Antonio, Texas- la actriz contó de su batalla contra el cáncer de mama en el año 2008 y cómo lo enfrentó. “No me importó quedarme pelona, mi preocupación no era perder el pelo sino la vida”, aseguró.
Tres días después de entrevistarla recibí una noticia que me impactó profundamente; me enteré que el cáncer apareció nuevamente en la vida de Lorena. Si es duro que te digan que tienes cáncer, más horrible debe ser que te lo digan por segunda vez porque ya luchaste con toda tu alma, cuerpo y corazón para superarlo y ahora te preguntas de dónde vas a sacar las fuerzas para enfrentar la misma batalla otra vez. Esa noche reflexioné en cada una de las palabras que me dijo esta actriz. Y recuerdo que al preguntarle si en algún momento de su enfermedad se sintió vencida y con ganas de tirar la toalla, sin titubear me dijo: “Jamás…jamás…jamás”.
Le dije que esa fue la clave de su cura. Cuando estás convencido de que puedes superar un obstáculo, nada puede intervenir en tu camino, y no importa cuántas veces aparezca el mismo problema, si tienes convicción de que puedes vencerlo, siempre podrás superarlo.
Si tú al igual que Lorena, estás encarando un problema por segunda o tercera vez, sea físico, emocional, económico o familiar, no puedes darte el lujo de pensar negativamente ni por un minuto porque tu fe y convicción son precisamente los que te harán salir triunfante.
Lorena cerró la entrevista diciéndole al público este consejo: “Vive la vida de tal manera que cada día que te levantes el piso retumbe, el diablo se estremezca y diga: ‘Ay, ay, ay… ya se levantó esta mujer’”. Lorena es una guerrera y estoy segurísima que la misma fe, esperanza e ilusión que la fortalecieron antes la ayudarán a ganar la batalla una vez más. ¡Pa’lante Lorena!