Las luces en las calles, los belenes, los regalos y la familia son algunas de las escenas mĆ”s comunes del ambiente navideƱo. Pero, sin duda, una de las imĆ”genes que primero se vienen a la mente, cuando se piensa en estas fechas, es el tradicional Ć”rbol de Navidad, una costumbre cada vez mĆ”s arraigada. A pesar de que la decoración del abeto de Pascua es una costumbre de raĆces germanas, lo cierto es que quien ha exportado esta forma de adorno ha sido la cultura norteamericana.
Actualmente, en la mayorĆa de las casas se coloca un abeto decorado con bolas, espumillón y luces. Hay que seƱalar que en muchos hogares se ha implantado el Ć”rbol artificial, ya que el mayor problema de esta tradición consiste en quĆ© hacer con Ć©l despuĆ©s de las fiestas, problema que durante aƱos ha provocado que gran cantidad de Ć”rboles se hayan terminado secando y muriendo.
Una tradición histórica
Numerosos estudios han situado las raĆces del Ć”rbol de Navidad en la Ć©poca de los romanos, pero lo cierto, aunque parezca mentira, es que hay que remontarse a Ć©pocas muy anteriores. AsĆ, eran los antiguos egipcios quienes celebraban los fines de aƱo con una ceremonia en la que era frecuente llevar una penca de palma de doce hojas, una por cada mes del aƱo. Con todas ellas se realizaba una pirĆ”mide y se quemaba en honor a los dioses.
No obstante, el Ć”rbol de Navidad, tal y como hoy lo conocemos, tiene su nacimiento en Alemania. Todo sucedió un dĆa de Navidad de la primera mitad del siglo VIII.
De acuerdo con datos históricos recabados, San Bonifacio, un misionero britÔnico, se encontraba predicando un sermón para convencer a los druidas alemanes de que el roble no era sagrado.
En ese momento, un roble cayó destrozando todos los arbustos y Ć”rboles mĆ”s pequeƱos que encontró a su paso. Del desastre consiguió salvarse un pequeƱo abeto: San Bonifacio lo consideró un milagro y le llamó āel Ć”rbol del NiƱo Diosā. AsĆ, en las sucesivas navidades los cristianos celebraban la festividad plantando abetos y, posteriormente, esta costumbre evolucionó hasta dar lugar a la actual decoración. En EspaƱa esta tradición se tardó en arraigar y no fue sino hasta mediados del siglo XX cuando se popularizó.
La simbologĆa de la decoración
La colocación en el hogar de un pequeƱo pino o abeto es uno de los actos mĆ”s significativos de la Navidad en nuestros dĆas. Sin embargo, no es suficiente su presencia, sino que es necesario llenarlo de adornos, entre los que se encuentran las esferas de cristal, las figuras diversas que se cuelgan o el popular espumillón. No obstante, si se quiere decorar de forma perfecta es necesario incluir iluminación, que le proporciona un aspecto mĆ”s esplĆ©ndido y navideƱo.
TambiĆ©n se pueden citar una serie de elementos que forman parte de la simbologĆa cristiana incluir iluminación, como la estrella que se coloca en la copa del Ć”rbol, que representa el astro que siguieron los tres Reyes Magos y que les guió hasta BelĆ©n. Este elemento puede ser sustituido por un angelito, que podrĆa venir a interpretar la paz que se vive en estas fechas, o el ArcĆ”ngel, que comunicó a la Virgen su estado de buena esperanza.
El resto de los motivos tambiĆ©n tienen su significado o constituyen evolución de otros elementos simbólicos. De hecho, antes de colocarse luces elĆ©ctricas, la iluminación provenĆa de velas que simbolizaban purificación y la idea de que Cristo es la luz que guĆa al mundo. Por su parte, las herraduras son otro objeto habitual y constituyen un antiguo amuleto de buena suerte. Tampoco se pueden olvidar las manzanas y bolas de colores, como una forma de atraer la abundancia para la Ć©poca venidera y que aparecieron en la ciudad de Bohemia, Alemania en el siglo XVIII, o las campanillas, que son muestra de la alegrĆa de estas fechas.
Cómo decorarlo
El Ôrbol de Navidad tradicional por excelencia ha de ser siempre un pino o abeto, preferentemente de forma cónica, que se debe presentar en una gran maceta, plantado en tierra fina.
Una vez encontrada la mejor ubicación en el hogar, ya se puede proceder a colocar todos los adornos necesarios, desde la esferas de color, hasta la iluminación, pasando por el espumillón y los adornos de la copa. Asimismo, es importante recordar que en los pies del Ć”rbol se deben situar los paquetes o regalos que simbolizan la llegada de los Reyes Magos con sus presentes, igual que ocurrió en el portal de BelĆ©n. No obstante, es habitual esperar a la Noche de Reyes para colocar directamente los verdaderos regalos. Ćltimamente, es muy frecuente, sobre todo en lugares pĆŗblicos, la decoración clĆ”sica que consiste en intentar mantener una misma escala cromĆ”tica en todo el Ć”rbol. Los tonos mĆ”s adecuados son los dorados y los plateados.
Finalmente, hay que subrayar la posibilidad de adquirir un Ć”rbol sintĆ©tico, plegable, que ocupa poco espacio en el hogar y que se puede utilizar varios aƱos consecutivos. Esta tendencia se ha generalizado, ya que la mayorĆa de las familias actuales no disponen de un jardĆn en el que plantar el abeto tras las fiestas, por lo que muchos de ellos se echan a perder. No obstante, son muchos los hogares que aĆŗn prefieren conservar la costumbre del tradicional abeto navideƱo.
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