”Hoy yo tengo un sueño!

Yo tengo un sueño que un día en Alabama, con sus racistas viciosos, con su Gobernador con sus labios goteando palabras de interposición y nulificación, un día allí en Alabama los pequeños negros, niños y niñas, podrÔn unir las manos con pequeños blancos, niños y niñas, como hermanos y hermanas.

”Hoy yo tengo un sueño!

Yo tengo un sueño que algún día cada valle serÔ elevado, y cada colina y montaña serÔn hechas llanas. Los lugares mÔs Ôsperos serÔn aplanados y los lugares torcidos serÔn hechos rectos, y la gloria de Dios serÔ revelada y todo género humano se verÔ junto.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual yo regreso al Sur. Con esta fe podremos labrar en la montaƱa de la desesperación, una piedra de esperanza. Con esta fe podremos transformar el sonido discordante de nuestra nación en una hermosa sinfonĆ­a de hermandad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cĆ”rcel juntos, pararse juntos por la libertad, sabiendo que algĆŗn dĆ­a seremos libres, y este es el dĆ­a. Este serĆ” el dĆ­a cuando todos los hijos de Dios podrĆ”n cantar con nuevos sentidos ā€œMi PaĆ­s es de ti, dulce tierra de libertad a ti yo canto. Tierra donde mi padre murió, tierra del orgullo de los peregrinos, de cada lado de la montaƱa, dejemos resonar la libertad.ā€ Y si AmĆ©rica va a ser una grande nación, esto tendrĆ” que hacerse realidad.

Entonces dejen resonar la libertad desde la cima de los montes prodigiosos de New Hampshire; dejen resonar la libertad desde las poderosas montaƱas de New York; dejen resonar la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pennsylvania; dejen resonar la libertad desde las rocas cubiertas de nieve de Colorado; dejen resonar la libertad desde las curvosas cuestas de California. Pero no sólo esto. Dejen resonar la libertad de la MontaƱa de Piedra de Georgia; dejen resonar la libertad desde la montaƱa Lookout de Tennessee; dejen resonar la libertad desde cada colina y montaƱa de Mississippi. ā€œDe cada lado de la montaƱa dejen resonar la libertad.ā€ Y cuando esto pase y cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar de cada aldea y cada caserĆ­o, de cada estado y cada ciudad, podemos apurar el dĆ­a en que todos los hijos de Dios, hombre negro y hombre blanco, JudĆ­os y Cristianos, Protestantes y Católicos, podemos unir nuestras manos y cantar en las palabras del viejo espiritual Negro: ā€œLibre al Fin, Libre al Fin; Gracias Dios Omnipotente, somos libres al fin.ā€

”No se quede fuera!

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