Por Megan Burks

Un informe dado a conocer el miércoles, sugiere que hay un cambio en la marea de la forma en que la nación maneja los crímenes juveniles. La cantidad de niños bajo las rejas ha bajado más del 40 porciento desde 1995. Las estadísticas en San Diego tienden a la disminución.

Pero los Estados Unidos siguen liderando el mundo industrializado a tal grado que encierran a la juventud. California esta entre los 12 estados principales de encarcelamiento juvenil. Con un índice de 271 arrestos por cada 100,000 jóvenes.

El informe, que fue distribuido por la fundación Annie E. Casey y el grupo defensor Children Now, cubre todo el ámbito juvenil menor a los 21 años en detención, en prisión y en grupos de hogares. El encargado de Libertad Condicional del Condado de San Diego, oficial Mack Jenkins, mencionó que tan solo 1,000 jóvenes reclusos están bajo la supervisión estatal – el resto es supervisado a nivel del condado, en San Diego, 688 adolescentes están en custodia en 5 de los reclusorios juveniles del condado, a comparación de los 3,600 que están fuera en libertad condicional. Jenkins comenta que tan solo 20 por ciento de los jóvenes que terminan en el sistema de justicia juvenil del condado son puestos tras las barras.

“seguimos un criterio muy estricto que es explicado en el Código de Instituciones de Bienestar en California(California Welfare Institutions Code)”, agrega Jenkins. “y empleamos una herramienta de proyección para asegurarlos que solo aquellos niños que necesitan estar en detención juvenil, sean los únicos con un lugar reservado”.

A pesar de la baja en el encarcelamiento juvenil, muchos residentes sandieguinos siguen concertados.

Adolescentes Latinos y Africo-Americaricanos siguen estando a la alza en sitios de detención juvenil. Lo que significa un problema para la diversa comunidad de City Heights.

Es ahí, donde los residentes involucrados con organizaciones sin fines de lucro como Mid-City CAN y la Asociación de Prácticas de Bienestar y Restauración(Wellness and Restorative Practices Partnership) están tratando de desatorar lo que ellos llaman el conducto hacia la cuna de la cárcel.

“Desaforftunadamente, comienza con un arresto, pero pronto se formula un conducto que elimina muchas oportunidades para estos niños”, dice Bridget Lambert, una coordinadora comunitaria para el Centro Nacional de Resolución de Conflictos(National Conflict Resolution Center). “Si podemos ayudarlos a una temprana etapa, les da la oportunidad de salir del acueducto”.

Lambert esta trabajando con miembros comunitarios y oficiales de la ley en un programa piloto que colabora al término del arresto juvenil.

La estrategia se llama conferencia restaurativa. En vez de obtener una sentencia del juez, jóvenes que cometen crímenes sin violencia tienen la oportunidad de encontrarse con su víctima – el dueño del carro que trataron de robar o el director de la escuela al que le pisaban los talones.

La víctima, el ofensor y el mediador, entonces decidirán en el castigo – Algo parecido al servicio comunitario o clases de control de temperamento. So el adolescente se compromete, su record criminal se borrará.

Lambert comenta que ha tenido 5 casos referidos por el programa, mismo que fue lanzado el año pasado.

Del otro lado de City Heights se encuentra el residente de Mid-City CAN, Leader Deko Hussein, quien esta trabajando en un programa piloto similar. Interviene cuando entras en el sistema juvenil.

“Es saber que le hice algo a alguien, en vez de que, “Oye, un fiscal me puso en la cárcel y al final del día, solo espero en salir de la cárcel y hacer el mismo crimen de vuelta”, comenta Hussein, un estudiante de la Universidad de San Diego(SDSU). Su grupo esta trabajando con el fiscal de distrito de oficinas de libertad condicional del condado.

El jefe de libertad condicional, Jenkins alega en apoyar el esfuerzo. El acredita programas de desviación similares tal como la Corte Juvenil, que emplea a estudiantes para procesar y condenar sus compañeros de clase, con las recientes disminuciones en el número de jóvenes ofensores venideros de estas puertas.

“En realidad nos hemos enfrentado al problema de la intervención temprana y la desviación de un sistema de justicia, así como también la de socios comunitarios”, comenta Jenkins. Pero menciona que existen varios jóvenes que no se beneficiarán por los programas de desviación y deben estar en custodia. Ambos Hussein y Lambert señalan que su enfoque es muy suave ante el crimen, pero actualmente más efectivo que los cursos tradicionales en acción.

“No estamos diciendo que los niños no deben ser castigados, pero no deben ser responsables por algo que han hecho”, Agregó Hussein. “Pero estamos diciendo que el método de solo castigar a un niño ha sido tratado y no ha funcionado. No ha funcionado porque los grados de reincidencia son altos”.

“En el 2011, 31 porciento de la juventud en libertad condicional en el Condado de San Diego volvieron al cometido. Los programa de conferencia restaurativa alrededor de la nación reportan grados de reincidencia en los dígitos singulares”.

Especial de KPBS

Contribuyentes Alison St John, Patty Lane y Peggy Pico

ENGLISH VERSION

City Heights Residents Tackle High Youth Incarceration Rates

By Megan Burks

City Heights Residents Tackle Youth Incarceration Rates

A report released Wednesday suggests there’s a sea change in the way the nation handles juvenile crime. The number of kids behind bars has decreased more than 40 percent since 1995. San Diego rates are also trending down.

But the United States still leads the industrialized world in the rate at which it locks up youth. California is among the top 12 states for youth incarceration, with a rate of 271 per 100,000 young people.

The report, which was put out by the Annie E. Casey Foundation and advocacy group Children Now, covers all youth under 21 in detention in prisons and group homes.

San Diego County Probation Chief Mack Jenkins said only about 1,000 youth inmates are under state supervision – the rest are supervised at the county level.

In San Diego, 688 teens are in custody at the county’s five juvenile facilities, compared to 3,600 who are out in the community on probation. Jenkins said just 20 percent of the youth who end up in the county’s juvenile justice system are put behind bars.

“We follow very strict criteria that’s outlined in the California Welfare Institutions Code,” Jenkins said. “And we have a screening tool that we employ to make sure that only those kids who need to be are ever booked into juvenile hall.”

Despite the downward trend in youth incarceration, some San Diego residents remain concerned.

African-American and Latino teens are still overrepresented in juvenile detention facilities. That’s a big issue for the diverse neighborhood of City Heights.

There, residents involved with community nonprofit Mid-City CAN and the Wellness and Restorative Practices Partnership are trying to bottleneck what they call the cradle-to-prison pipeline.

“Unfortunately, it starts with one arrest, but it soon generates into a pipeline and it eliminates a lot of opportunities for these kids,” said Bridget Lambert, an outreach coordinator for the National Conflict Resolution Center. “If we can catch it at this early stage, it gives them this opportunity to get out of the pipeline.”

Lambert is working with community members and law enforcement on a pilot program that catches youth post-arrest.

The strategy is called restorative conferencing. Instead of getting their sentence from a judge, youth who commit non-violent crimes have the opportunity to meet with their victim – the owner of the car they broke into or the principal of the school they tagged.

The victim, the offender and a mediator then decide on the punishment – something like community service or anger management classes. If the teen complies, his or her record is cleared.

Lambert said she’s had five cases referred to the program, which got off the ground last year.

On the other side of City Heights, Mid-City CAN resident leader Deko Hussein is working on a similar pilot program. It intervenes when youth enter the court system.

“It’s knowing that I did something to someone, rather than just, ‘Hey, a prosecutor puts me in jail and at the end of the day, I’m just waiting to get out of jail and do the same crime again,’” said Hussein, a San Diego State University student.

Her group is working with the county’s probation and district attorney’s offices.

Probation Chief Jenkins said he supports the effort. He credits similar diversionary programs such as Teen Court, which employs students to prosecute and sentence their classmates, with recent declines in the number of youth offenders coming through his doors.

“We’ve really been out in front, if I may, on the issue of early intervention and diversion from a justice system collaboration, as well as community partners,” Jenkins said.

But Jenkins said there are some youth who won’t benefit from diversion programs and need to be in custody.

Both Hussein and Lambert said their approach isn’t too soft on crime, but actually more effective than traditional courses of action.

“We’re not saying that kids don’t need to be punished, they don’t need to be held responsible for something that they’ve done,” Hussein said. “But we’re saying that the method of just punishing a kid has been tried and it’s not working. It’s not working because recidivism rates are really high.”

In 2011, 31 percent of youth on probation in San Diego County reoffended. Restorative conferencing programs throughout the nation report recidivism rates in the single digits.

KPBS’ Alison St John, Patty Lane and Peggy Pico contributed to this story.

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