La actriz Catherine Zeta-Jones está recibiendo tratamiento para el trastorno bipolar que padece. Es un ejemplo más de una famosa que sufre esta enfermedad caracterizada por cambios bruscos en el estado de ánimo que van, desde la euforia, a la depresión.

“Del blanco al negro y de la noche al día, así viven los afectados por el trastorno bipolar. Son personas que, en un momento dado, tienen muchas ocurrencias, hablan mucho, están dispuestas a todo, no necesitan dormir, no se cansan y se implican en muchas cosas. Pero, pasado un tiempo, están tristes, no disfrutan con nada, lo ven todo negro y cualquier dificultad se les hace insalvable”, explica Jerónimo Saiz, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental.

“El trastorno bipolar se caracteriza por las oscilaciones del ánimo. Estos cambios de ánimo consisten en episodios de euforia, con más o menos alteración o perturbación de la conducta, y episodios de depresión, es decir, de tristeza, de pérdida de interés por las cosas o de falta de disfrute de lo que antes le interesaba”, señala el especialista.

Asimismo, apunta que se trata de ciclos que pueden ir cambiando y que alternan periodos de normalidad entre las crisis.

Las fases eufóricas se denominan fases maniacas o episodios maniacos, “aunque no es una buena terminología porque la palabra maniaco tiene connotaciones peyorativas”, opina el psiquiatra.

Diversos tipos

El doctor Saiz aclara que las fases maniacas y las depresivas se combinan de distinta forma. Debido a ello, hay tres tipos de trastorno bipolar. Así, el trastorno bipolar tipo 1 es el más grave.

“Los enfermos sufren fases depresivas y fases maniacas. Estas últimas son tan importantes que muchas veces motivan la hospitalización. En ocasiones vienen acompañadas por trastornos del juicio, del comportamiento o por una pérdida de contacto con la realidad”, describe.

En el trastorno bipolar tipo 2, las fases depresivas se alternan con episodios de hipomanía, que son más leves que las denominadas fases maniacas.

“No llegan a tener tantas alteraciones, aunque estas personas presentan una gran locuacidad y desinhibición, sentimientos de poder hacerlo todo, no tienen necesidad de sueño, están más activas sexualmente y pueden hacer gastos o compras innecesarias”, detalla el especialista.

“En el trastorno bipolar tipo 2 las fases depresivas son más frecuentes. A veces, también puede haber otras complicaciones como gestos suicidas”, advierte.

Además, según explica el psiquiatra, el trastorno bipolar tipo 2 aparece con algo más de frecuencia entre las mujeres. En el de tipo 1 y en el conjunto del trastorno bipolar global no existen diferencias significativas entre los dos sexos.

Por último, hay un tercer tipo que se denomina ciclotimia y que viene a ser un trastorno bipolar atenuado.

“A lo largo de la vida se dan unos cambios de humor llamativos, que se corresponden con pequeñas fases depresivas y con leves periodos de exaltación del ánimo. Todo ello hace que estas personas sean consideradas muy inestables por sus allegados”, comenta el facultativo.

“Si consideramos que existen estos diferentes tipos, el trastorno bipolar afecta al uno por ciento de la población”, destaca el doctor Saiz.

Suicidio: peligro potencial

En este sentido, el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos aclara que el trastorno bipolar no es lo mismo que los altibajos que experimentamos todos en algún momento.

“Los síntomas bipolares son más potentes, pueden dañar las relaciones entre personas y hacer que sea más difícil ir a la escuela o conservar un empleo.

Según datos ofrecidos por la empresa farmacéutica Janssen, entre el 25% y el 50% de los enfermos de trastorno bipolar intenta suicidarse en algún momento a lo largo del curso de su enfermedad.

“Sin un tratamiento eficaz, el trastorno bipolar puede acabar en suicidio en aproximadamente entre el 10% y el 15% de los casos, lo que lo convierte en una de las enfermedades psiquiátricas más graves y letales. Para reducir el riesgo de suicidio, es muy importante el diagnóstico temprano de y el tratamiento a largo plazo.

El doctor Saiz destaca que existe un tratamiento muy específico para el trastorno bipolar, que consiste en administrar sales de litio. “No es un medicamento en rigor sino un elemento químico, pero tiene la capacidad de estabilizar determinados mecanismos de transducción de señales en las membranas de las células nerviosasî, detalla.

El psiquiatra sostiene que es un tratamiento con una gran eficacia, a pesar de que es delicado de manejar y de que tiene toxicidad. “Se ha podido demostrar que reduce el riesgo de suicidio en este tipo de pacientes”, expone.

“También se emplean otros tratamientos que, aunque originalmente se describieron para la epilepsia, han sido eficaces para prevenir y para tratar distintas manifestaciones del trastorno bipolar, tanto eufóricas como depresivas. Además, en algunos casos son capaces de prevenir las recaídas”, afirma.

El tratamiento, fundamental

Asimismo, se utilizan fármacos denominados antipsicóticos. Estos medicamentos fueron aprobados para la esquizofrenia, que también es una psicosis. “Algunos de ellos son útiles para las fases eufóricas, que a veces se acompañan de síntomas psicóticos, y en algunos casos también para las fases depresivas”, precisa Saiz.

En este trastorno, a veces también se usan antidepresivos, “aunque tienen el riesgo de empeorar el curso o de precipitar la aparición de recaídas maniacas”, añade.

“Damos información al paciente y a sus allegados sobre las características de la enfermedad y sobre la importancia de mantener los tratamientos y de llevar un régimen de vida organizado y estable”, comenta el psiquiatra.

De este modo, Saiz destaca que hay que evitar grandes desorganizaciones en el ritmo de sueño, así como el alcohol y otros tóxicos.

“Todo esto es muy importante para que la enfermedad vaya bien y, en este sentido, tenemos un gran número de pacientes que pueden llevar una vida totalmente normal”, afirma.

El trastorno bipolar tiene casos graves, casos más leves y casos intermedios pero, en general, se puede decir que es una enfermedad “muy agradecida para con el tratamiento”, subraya el psiquiatra.

Por ello, es necesario prestar atención a las oscilaciones del estado de ánimo tan características de esta patología. “A veces, el primer episodio que se da es depresivo y puede confundirse con una depresión no bipolar, que es una enfermedad muy común. A menudo, hasta que no se presenta una fase hipomaniaca o maniaca no se llega al diagnóstico y en el intervalo pueden trascurrir muchos años”, matiza el especialista.

Buscar ayuda profesional es fundamental pues, según indica el doctor Saiz, hay una diferencia abismal entre seguir un tratamiento y no hacerlo. “Quiero dejar claro que, con tratamiento, este trastorno es compatible con una vida plenamente normal”, concluye.

EFE

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