En la fiesta del Halloween, conocí a una mujer fea, “disfrazada de fea”.

La vicaria, me saludó con entusiasmo: “Hola, soy Natividad Pérez”.

Yo la percibí cual sí se tratara de una “aparición”. Era una chaparrita venezolana, que correspondía con exactitud a la descripción que me dieron: “bien fea, pero simpática e inteligente”. Para empeorar, además de fea parecía mal empacada. Para llegar al fondo de su alma tuve que atravesar unos lentes de culo de botella, que ocultaban unos ojos comunes y corrientes. “Espero que la pasemos chévere”. Sonrió para mostrarme todos sus dientes fuera de la fila.

  • ¿Qué haces?

  • Soy profesora de Física Cuántica.

Yo la examiné con admiración, de cabo a rabo (aunque debo confesar que por ausencia de proporciones terminé examinándola de “cabo a cabo”)

  • Soy una exiliada venezolana.

  • ¿Exilio político?

  • Peor. Exilio estético.

  • ¿Estético? Jamás antes escuché sobre esta clase de asilo.

  • Si en mi país, una mujer no se alza del nivel del suelo 1metro con 70 centímetros, y sus proporciones no se acercan a 100 de busto, 60 de cintura y 90 de cola… no tendrá futuro en Venezuela. Para corregir cualquier descuadre, contamos con los mejores cirujanos plásticos del mundo y unos serviles asesores de belleza, que se mantienen fieles a las medidas que les dicta un cretino llamado Osmel Sousa. Él es quién nos establece a las venezolanas las medidas “perfectas” para ser “Miss Universo”. Para empeorar, ese despreciable espantapájaros, afirma que “la belleza interior de la mujer no existe, y que ese es un cuento chino que nos inventamos las feas para consolarnos”.

  • Tranquila, querida Natividad, esa misma manipulación de medidas se impone en Estados Unidos… pero en la política electoral.

  • ¿Política electoral?

  • Si allá en Venezuela millones de mujeres resultan marginadas por “feas”, aquí -en el país campeón de la democracia- se mantienen marginadas inmensas comunidades, gracias a un perverso invento llamado “Gerrymandering”.

  • Coño, chico, más despacio… “Gono… qué”?

  • Gerrymandering. -Como la chaparrita bizqueó, la tranquilicé- Natividad, yo tampoco conocía esa palabrita.

Gerrymandering es una expresión política para señalar cualquier forma de manipulación de los distritos electorales con fines partidistas. Los políticos poderosos dibujan un Distrito Electoral a su medida, para resultar reelectos a perpetuidad.

  • ¡Chamo! Pero eso atenta contra la democracia.

  • ¡Bingo! Chaparrita. El Gerrymandering rompe con la imparcialidad de la democracia.

Según le convenga a un determinado grupo político, unen territorios o los dividen, concentran electores o los dispersan… lo importante es lograr resultados electorales a la medida de sus ambiciones.

Son víctimas del Gerrymandering, importantes grupos sociales -como nosotros los hispanos- que resultamos marginados en distritos electorales que se dibujan artificialmente, para que no podamos ejercer el real poder político que nos corresponde… que es lo mismo que les sucede a las “feas” en Venezuela. ¿Qué opinas?

  • Que si discriminar a las feas es inhumano, discriminar a las minorías manipulando el Gerrymandering viola los principios de la democracia.

VERBATIM

“Tu belleza es única… igual que todas las demás”

Por: © 2013 Armando Caicedo

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