El estilo romántico y de princesa nunca pasa de moda, es un clásico, pero ésta temporada regresa con fuerza. El punto de partida es el mítico vestido de Grace Kelly o el afamado modelo que lució Kate Middleton.

Cortes clásicos, cinturas ceñidas, escote bañera, volumen en la falda, largas colas, tejidos brocados y bordados, y adornos de encajes son algunos de los componentes del vestido tipo princesa, un estilo que requiere adornarlo con joyas, bien sean tiaras, broches o brazaletes.

La naturaleza se instala en la moda nupcial y se traduce en hermosos bordados vegetales, tejidos con estampados florales o aplicación de camelias, rosas, orquídeas, peonías, fresias, calas o jacintos sobre cinturón de organza, coronas para el cabello o mangas y escote.

La década de los 70 también deja su huella en las nuevas propuestas nupciales. Siluetas longilíneas, patrones que invitan a bailar y líneas lánguidas y vaporosas revisitan esta moda que hoy también se acompaña con accesorios como pamelas XXL, pañuelos y diademas de flores.

Algunas propuestas

Refrescantes, cómodos, juveniles y siempre elegantes son las propuestas del venezolano Ángel Sánchez, quien se esfuerza por preparar una colección que guste desde una novia tradicional a aquella que opte por casarse en una playa o crucero.

En sus trabajos destacan aplicaciones de encajes y aplicaciones de flores, tanto en patrones ceñidos al cuerpo o en otros de tradicional volumen, algunas palabras de honor, cuello uve, pero casi todos sin mangas.

El modisto, que ha vestido de novia a varias famosas, entre ellas Eva Longoria y a Tatiana Blatnik, en su boda con el príncipe Nicolás de Grecia, asegura que no se plantea elegir un tema como inspiración para sus nuevas propuestas porque “el amor es inconsciente, algo que no razonas”, explica.

La novia debe sentirse cómoda en su vestido, como si se tratase de su segunda piel. “Trato de evitar el traje de novia estructurado, pesado, incómodo. La novia tiene que estar muy relajada con su vestido, confortable en el momento de la boda. Un vestido incómodo puede arruinar su boda”, afirmó.

Los encajes, presentes en la mayoría de sus piezas, “son sinónimo de la novia”, dice este experto.

Escotes muy pronunciados, transparencias, y vestidos para todo tipo de novias hechos en gasas, organza, tul, chantilly y adamascados proponen las diseñadoras españolaos Yolancris e Inmaculada García, que dan una vuelta a la novia tradicional, pero por el tamiz del siglo XXI.

Jesús Peirú resucita el plumetti y apuesta por piezas joya con pedrería y patrones ajustados al cuerpo, encaje y espaldas muy pronunciadas. Además, Peirú también trabaja los vestidos para novias que desean casarse de corto.

Rosa Clará propone trajes fluidos y sensuales inspirados en los que llevaban las divas de los años 30 y 40, a imagen y semejanza de los estilismos de Greta Garbo, Marlene Dietrich, Joan Crawford o Katherine Hepburn.

Clará también ha ideado una serie de vestidos con faldas muy voluminosas, casi de estilo victoriano, pero en versión moderna, gracias a los nuevos tejidos, combinados con tops de punto y camisas que aportan un toque juvenil y desenfadado a las novias, muy elegantes y llenos de calidad.

Las espaldas adquieren mayor protagonismo con una apariencia casi desnudas, y vestidos de pedrería de mucha caída.

Si Hannibal Laguna apuesta por la elegancia y sofisticación para crear vestidos de costura clásica, Helena Mareque opta por crear vestidos nupciales con puntillas heredadas de respiren esencia y delicadeza.

EFE

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