Abusada desde niña

“Fui abusada desde niña por lo que nunca imaginé que iba a ser, otra vez, objeto de maltrato”, contestó por su parte Ana, en referencia a su ex marido estadounidense (el segundo, pues del primero se había divorciado), quien aprovechando su miedo, complejo de culpa y sumisión la manipuló: “tu lees la biblia” y la golpeó, dijo, en varias ocasiones.

Otro caso, no menos significativo, es el que padeció Francisca Palacios, quien afirmó que por fortuna “yo no fui una mujer que me dejara insultar, sino que le respondía y en algunas ocasiones yo fui la que sometió” al ex marido, un policía de Tijuana. “Me quería hacer creer que yo estaba loca, con abuso sicológico y muchas veces me he preguntado ¿por qué a mi?” resaltó.

Esta última indicó que en la violencia doméstica no debe buscarse, siempre, el estereotipo de la mujer sumisa, “yo he reflexionado qué responsabilidad tuve y tampoco me callaba”.

Los tres pasos:

Lisbet Pérez, otra víctima de violencia doméstica y quien actualmente es gerente de proyectos para Alliance for Hope International, capítulo San Diego, (Alianza por Esperanza Internacional), recuerda, en un intervalo en el encuentro internacional, que haber acudido a un refugio de emergencia, con el apoyo de un detective, el día en que la crisis explotó, fue el factor que “me salvó la vida”.

“El detective me explicó que cuando el agresor recibía la orden de restricción de emergencia, frente a la situación de crisis, era la de mayor riesgo de que te quiten a tus hijos o amenaza la vida de uno o la de ellos, y este fue el caso”, dijo, al advertir, no obstante, que “cada caso es diferente”.

Son tres los pasos, enumeró, que se deben seguir siempre que se presenten casos de violencia doméstica en contra de mujeres, niños y hombres: levantar el reporte ante la policía; orden de restricción de emergencia y establecer un plan de seguridad, acudiendo a un albergue que te ofrezca seguridad, dijo Lisbet.

“Me salvó la vida”

Mariel Cota, por su lado, señaló que haber acudido ante el YMCA DV SHELTER, después de 10 años de amenaza verbal de parte de su ex esposo, quien le decía la iba a deportar, pese a que contaba con visa de turista, fue la clave salvadora en su vida.

Dijo que ayudada por la Procuradora de Distrito, Bonnie Dumanis, quien con absoluta firmeza asumió su caso y en todo momento la defendió del abusador, sin importar que fuera nativo estadounidense, pudo llegar al feliz término en el que ahora se encuentra.

“Todas sus amenazas eran mentiras, pero no abrí los ojos hasta que me lo hizo ver un abogado de YMCA; todo es cuestión de educación, información y perder el miedo a denunciar; eso es lo único que te dará tu libertad”, sostuvo.