SAN DIEGO.- El obispo Bob McElroy de San Diego informó que la iglesia intercede en favor de la comunidad indocumentada ante el equipo de transición del presidente electo, Donald Trump, en previsión de una campaña nacional de deportaciones que anunció el mandatario electo.

McElroy advirtió que las deportaciones masivas que anunció Trump en su campaña electoral pueden manchar la dignidad estadundiense y dejar a la iglesia sin uno de cada diez de sus feligreses en Estados Unidos.

Calificó la política que ha expresado el presidente electo como “injusticia, que mancharía nuestro honor nacional”.

Reveló que la Conferencia de Obispos estadundienses ya intercede por los migrantes ante el equipo de transición de la próxima administración federal.

La iglesia católica tiene poco más de 80 millones de feligreses estadunidenses, incluida la mayoría de los indocumentados.

Trump dijo en sus últimas declaraciones al respecto que deportará a lo inmediato a tres millones de indocumentados con antecedentes penales, pero en campaña se comprometió a deportar a once millones.

La comunidad católica indocumentada ha vivido en incertidumbre ante frecuentes menciones de deportaciones masivas, y el temor ha crecido después de que Trump ganó la elección general hace menos de un mes.

La conferencia de obispos estadounidenses inició por su parte una campaña de oración por los migrantes es las iglesias desde ahora y por lo menos hasta el próximo lunes, 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe.

En comunicado, la iglesia informó que ahora es “momento de colocar delante de un Dios misericordioso las esperanzas, temores y necesidades de todas las familias que han llegado a Estados Unidos en busca de una vida mejor”.

El vicepresidente de la conferencia, el obispo José Gómez de Los Ángeles, dijo por su parte que “muchas familias se preguntan cómo los cambios en la política de inmigración podrían afectarles”.

Agregó que “queremos que sepan la Iglesia está con ellos, ofrece oraciones en su nombre, y está cerca la evolución en los diocesanos, estatales y nacional para ser un defensor efectivo en su nombre”.

En cuanto Trump había ganado la elección, la conferencia anunció que abogaría por “políticas que ofrezcan oportunidades a todas las personas, de todas las creencias y de distintos rumbos de la vida”.

El presidente de la conferencia de obispos, Joseph Kurtz, declaró que “nos mantenemos firmes en nuestra decisión de que nuestros hermanos y hermanas, inmigrantes y refugiados, pueden ser humanamente bienvenidos sin sacrificar nuestra seguridad”.

Mientras tanto algunos dirigentes religiosos comenzaron a mencionar la posibilidad de que iglesias de distintas denominaciones retomen el “movimiento santuario” que iniciaron en la década de los años setenta para proteger a centroamericanos que huían de conflictos armados.

El tema resurgió luego de que un inmigrante indocumentado mexicano, padre de tres menores estadundienses, Javier Flores, buscó el 15 de noviembre un santuario en una iglesia metodista en Filadelfia.

El mexicano de 40 años de edad dijo a unos días del triunfo electoral de Trump sentirse temeroso de ser deportado y no poder ofrecer un futuro a sus hijos.

El reverendo Robin Hyncka ofreció a la familia el sótano de la iglesia y dijo que si los Flores querían permanecer ahí lo podían considerar su hogar.

Las autoridades de migración identifican a las iglesias y otros centros de creencias religiosas y las escuelas como “ubicaciones sensibles”, donde prefieren no llevar a cabo redadas o detenciones de migrantes.

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