La señora Antonieta Rodríguez explica con lágrimas en los ojos que si el presidente electo, Donald Trump, utiliza la información que dieron los jóvenes soñadores al gobierno federal para integrarse a DACA no sabría qué hacer, pues llegó a California cuando era una niña, hace casi 20 años.
“Estos días he tenido mucho miedo, sólo me armo de valor por mis niños”, explicó la madre de tres menores de nacionalidad estadounidense, todos menores de cinco años.
Dijo no tener ningún plan para sobrevivir en México si llega a ser deportada.
La señora Rodríguez tenía 12 años cumplidos cuando dejó el Estado de México para reunirse con su madre en California.
Había cursado estudios pero no había podido continuar por falta de recursos y parcialmente por documentos.
“Obviamente el programa de Acción Diferida (DACA) ha sido una gran ayuda porque pues ha sido un cambio total en mi vida; puedo trabajar, estudiar, llevo a mis niños a donde los tenga que llevar, ayudo a mi mamá”, explicó.
El programa fue una orden ejecutiva del presidente Barack Obama en el 2012 para que los jóvenes indocumentados que, como Antonieta Rodríguez, habían llegado de niños al acompañar a sus padres a Estrados Unidos pudieran trabajar, estudiar y residir legalmente, aunque temporalmente en el país.
Para registrarse para el programa los jóvenes “soñadores”, como se identifican, entregaron al gobierno de Estados Unidos toda su información de identidad y confidencial.
“Nadie de nosotros, estoy segura, esperaba que ganara la elección el presidente electo, Donald Tremp, y ahora estamos en riesgo de que se nos ubique y pudiéramos ser deportados”, dijo Antonieta Rodríguez mientras cargaba a su bebé de nueve meses de edad.
Según dato oficiales y de organizaciones nacionales como el Centro de Investigaciones Pew, hasta medio millón de jóvenes indocumentados mexicanos que solicitaron inscripción al programa de DACA quedaron vulnerables a la política de migración que decida implementar el presidente electo.
La madre de Antonieta, María Rodríguez, explicó que todos en la familia quedan en riesgo, pues para solicitar datos se entregaron direcciones, referencias, identidades.
“Ya me deportaron un hijo, me queda otro y Antonieta aquí conmigo en California y si nos mandan a México, la verdad no tenemos qué hacer allá”, dijo la señora quien ha vivido en el sur de California desde hace más de 25 años.
Antonieta explicó que para ella “sería muy difícil comenzar de nuevo en México, así de pronto, como madre soltera de tres niños, sin trabajo, sin tener a dónde ir, sin recursos”.
“Recuerdo un poco cómo era la vida en el Estado de México, pero no mucho, y yo creo que después de casi 20 años ha de estar muy cambiado”, dijo.
La misma iglesia que ayudó a Antonieta Rodríguez a solicitar inscripción en Acción Diferida ahora trata de contar con servicios de un abogado que asesore a sus feligreses que lo necesiten ante políticas de migración de la siguiente administración.
“Sí tenemos miedo”, dijo Antonieta, “pero tener fe es uno de los recursos que nos quedan; hemos pedido mucho al cielo que el presidente electo se toque el corazón”.
Manuel Ocaño
Ellatinoonline.com