Servicios El Latino

editor@ellatino.net

Washington- La secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, defendi el Dream Act, el proyecto que pretende regularizar el estatus de los jóvenes indocumentados, mejoraría la labor de su departamento, porque le permitiría concentrarse en los que suponen una amenaza y no en estudiantes prometedores.

La seguridad, la economía y la educación centraron la argumentación de los demócratas que hoy abogaron por esta ley en la primera audiencia que el Senado celebra sobre la norma.

El proyecto de ley del Dream Act regularizaría el estatus migratorio de decenas de miles de jóvenes indocumentados que llegaron a EE.UU siendo niños, si se inscriben en las Fuerzas Armadas o completan al menos dos años de universidad en el país.

El senador demócrata por Illinois Dick Durbin, que presidió la audiencia, batalla sin éxito desde hace una década por sacar adelante esta iniciativa, cuyo proyecto de ley fue reintroducido en la Cámara por un grupo de legisladores demócratas el pasado 11 de mayo.

La histórica audiencia contó con el testimonio de Napolitano y el secretario de Educación, Arne Duncan, dos pesos importantes del gabinete del presidente Barack Obama, algo que responde a la intención de mostrar que la ley es una prioridad para la actual Administración.

Napolitano esgrimió que el «Dream Act», al contrario de lo que opinan sus detractores, mejoraría la seguridad nacional al permitir a su departamento concentrar sus recursos en los indocumentados que representan una amenaza «y no en estudiantes brillantes que lo único que quieren es trabajar duro».

Los críticos de la ley argumentan que se trata de una amnistía y que no garantiza que los individuos que obtengan la residencia no sean peligrosos para el país.

Un argumento que Duncan rebatió con contundencia al explicar que el Dream Act exige un análisis del historial completo del joven, que debe acreditar un «buen carácter moral» y un comportamiento correcto.

Asimismo, los jóvenes deben haber llegado a EE.UU antes de los 15 años y haber residido de manera continua en el país durante los últimos cinco.

«Los requisitos del Dream Act son mucho más duros que los de otros procesos de naturalización», apuntó a este respecto el subsecretario de Personal y Preparación del Pentágono, Clifford Stanley.

Napolitano y Duncan defendieron el compromiso del Gobierno tanto con esta ley como con la reforma migratoria, aunque tuvieron que capear las duras críticas del senador republicano por Texas John Cornyn, quien arremetió contra los «defectos» de la norma, pero, sobre todo, contra la Administración demócrata por «no cumplir su promesa de una reforma migratoria integral».

«Estoy decepcionado, si realmente la inmigración era una prioridad para el presidente tendría que haber abordado el asunto cuanto tenía el control de ambas Cámaras. El Dream Act no repara nuestro roto sistema de inmigración», sostuvo Cornyn.

En este sentido, Napolitano subrayó que el Gobierno sigue trabajando en aras de la reforma migratoria y urgió al Congreso a que, mientras esa ley se hace realidad, apruebe el Dream Act.

«Es la acción correcta e inteligente como país. No hay ninguna razón para no aprobar esta ley», sentenció Napolitano.

Cornyn, que fue el más combativo del subcomité del Senado sobre Inmigración, Refugiados y Seguridad Fronteriza, señaló que «el mayor obstáculo para que esta ley se apruebe no son los fallos que tiene sino el fracaso del Gobierno federal que no cumplió su promesa de reforma migratoria».

Entre los puntos débiles de la norma, Cornyn destacó el efecto llamada que, a su juicio, podría desencadenar. «¿Qué padre no va a querer venir a EE.UU si sabe con certeza que su hijo recibirá el regalo de la ciudadanía estadounidense?», dijo.

Por su parte, asociaciones proinmigrantes celebraron hoy que el Dream Act haya sido discutido por primera vez en audiencia en el Senado y reiteraron su petición al Congreso para que dé luz verde a una ley que consideran imprescindible.

EFE