Por: Ā© 2011 Armando Caicedo

En otras palabras, los adultos no quieren tener niƱos, por culpa de los mismo niƱos.

AhĆ­ estĆ” el caso de mi primo Filarmonio.

Su hijo se confabuló con otros amigos para arriar la bandera de la escuela e izar en el asta, los calzones ā€œmata-pasiónā€ de una compaƱera de curso.

Tan pronto Filarminito, ā€œjuniorā€ arribó a la casa, su padre le dio un merecido coscorrón.

Filarmonio resultó arrestado por la policía, acusado de violencia familiar. Aunque el juez le perdonó la vida y no lo deportó, le ordenó mantenerse alejado de su hijo por seis meses y prestar servicios a la comunidad durante un año.

Al Filarminito, ā€œjuniorā€, lo enviaron al sicólogo para que le tratara los trastornos de ansiedad, el dĆ©ficit de atención y el voraz apetito que se le despertó, como resultado del coscorrón. Para compensar el problema, se ganó la admiración del resto de chicos por la hazaƱa memorable de reemplazar la bandera de la escuela con los ā€œchonesā€ de su compaƱera.

Ahora mi primo Filarmonio -que ansiaba tener una hija- se decidió por una vasectomía.

La falta de bebés estÔ poniendo en peligro el futuro de esta Nación. Porque no contamos con personas que reemplacen a quienes se estÔn muriendo, y, lo que es peor, no existe el número suficiente de jóvenes que aporten a la seguridad social para poder mantener a quienes se estÔn jubilando.

Hace 40 aƱos, 1 de cada 10 mujeres terminaba su vida reproductiva sin haber dado a luz un bebƩ. Hoy, 1 de cada 5 no quiere saber de paƱales.

Con esta crisis económica es normal que la pareja trabaje. Por eso un bebĆ© glotón que demande tres comidas nocturnas y tres cambios de paƱales, dejarĆ” a su madre y a su padre exhaustos. Durante los siguientes aƱos no pararĆ”n las carreras, para llevar al escuincle al ā€œdaycareā€, y recogerlo para las clases de karate, ballet y soccer. Los costos tambiĆ©n se dispararĆ”n. Que el tutor de matemĆ”ticas, que el tratamiento para enderezarle las muelas, amĆ©n del tratamiento para la depresión infantil y las visitas al dermatólogo para el acnĆ© precoz. Y al crĆ­o hay que hacerle las tareas, para que no pierda su auto-estima.

¿Los niños garantizan la felicidad en el matrimonio?

Teóricamente sí.

En la prƔctica, no mucho.

Hace 20 aƱos, el 65% de los adultos reconocƭa que los niƱos eran indispensable para la felicidad en el matrimonio. Hoy lo sostienen apenas el 41%.

En un estudio sobre conducta familiar, 909 madres fueron invitadas a votar por las 19 actividades que en el hogar les proporcionan mƔs felicidad.

La felicidad de tener hijos ocupó el puesto 16, muy por debajo de otras actividades, como cocinar, ver la tele, hacer ejercicio, hablar por teléfono, echar una siesta, ir de compras y hacer oficio.

Para ponerle la tapa al pomo, varios Estados acaban de aprobar los matrimonios gays. Seamos prĆ”cticos: reconozcamos, de entrada, que no podemos abusar de estas parejas exigiĆ©ndoles que aporten al tema reproductivo… por simple substracción de materia. Si acaso, y con gran esfuerzo, algunas parejas sensibles recogerĆ”n a un gatito callejero, y en los casos mĆ”s exóticos, hasta adoptarĆ”n, como mascota, a un canario australiano… pero de bebĆ©s, ni pĆ­o.

”No se quede fuera!

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