Qué escándalo con los 11 miembros del servicio secreto y con los 5 infantes del Comando Sur que organizaron un “pajama party”, para celebrar el arribo a Cartagena de los 33 presidentes invitados a la Cumbre de las Américas.

El solo imaginarme a una docena de miembros del servicio secreto encuerados, me da escalofrío, porque ahí podría quedar al desnudo nuestra seguridad nacional.

Es que el alcohol embrutece. Las malas lenguas dicen que violaron todo, hasta las más elementales medidas de protección, incluyendo las personales.

Según un experto en temas de defensa nacional, la culpa no fue de los chicos sino de las nenas, que aflojaron demasiado rápido las medidas de seguridad, cuando los nuestros se encontraban con el dispositivo de defensa demasiado abajo.

Una versión afirma que todo se debió a un mal entendido: ellos no hablan español y ellas no entienden inglés. Ellas dijeron: “somos prostitutas” y los muy ingenuos entendieron: “somos protestantes”.

Otra versión afirma que los miembros del servicio secreto los impulsó un propósito compasivo: invitar a sus cuartos a unas “chicas malas” con el ánimo de convertirlas en “chicas buenas”.

Es infame que se hable de una orgía. Más bien era una fiesta de solteros para discutir abiertamente sobre las consecuencias sicológicas de imponer como doctrina de defensa, la abstención total hasta el matrimonio.

Además, no seamos tan injustos… si desde la época de los Bush esta es la primera vez que invadimos a otro país -no para hacer la guerra- sino para hacer el amor.

Una vez concluya la investigación ya veremos que no solo quedará al descubierto el cuerpo del delito, sino que, de paso, el cuerpo secreto y el cuerpo del resto de invitados que disfrutaron de la rumba.

Para gozarnos el lado positivo del incidente, me cuentan que un grupo de chicas cartageneras abrió una cuenta bancaria para recoger el dinero necesario para la defensa de nuestros miembros caídos en desgracia.

Otras agitan la idea de levantarles una estatua a los once miembros caídos, “por su contribución al estrechamiento de los lazos de amor entre los pueblos”.

Advertencia: si las chicas invitadas a la fiesta de los infantes de marina se descuidan… tendremos, en apenas nueve meses, cinco nuevos infantes. (Infantes que por haber sido concebidos en una noche de amor, en un puerto Caribe, serían tratados por inmigración… como “bebés anclas”).

Va una aclaración: Técnicamente, las chicas no acusan a los miembros de “violadores” sino de “voladores”(pues según una de ellas: “se volaron sin pagarnos”)

¿Por qué lo hicieron?

Mi tío Epaminondas improvisó la respuesta más lógica: “Uno acostumbrado en este país a comer hamburguesas congeladas, pues a cualquier ser humano se le mueve la aguja ante la tentación de la carne”.

  • ¿Algún consejo, tío?

  • Hay que apoyarlos. No podemos dejar mal parado al verdadero hombre americano.

  • ¿Alguna queja, tío?

  • Lo que me encalambra de la ira es que los periodistas insistan en preguntar sobre la posición del presidente, como si a Obama lo hubieran invitado a la rumba.

DOS LECCIONES APRENDIDAS:

  1. El sector mas vulnerable en cualquier dispositivo de seguridad es de la cintura hacia abajo, porque allí se atrincheran los “bajos instintos”.

  2. Para demostrar nuestro compromiso de lucha contra todas las formas de terrorismo internacional, debemos comprometernos, incluso, a la lucha cuerpo a cuerpo.

© 2012 Armando Caicedo