ESPAÑA.- “En el caso de las personas hoscas, ariscas o esquivas con los demás, este precepto se traduce en cultivar y desarrollar todo lo posible su lado más amable y cordial, que está dentro de ellas, esperando salir a la luz para producirles un bienestar que les niega su conducta antisocial”, señala la psicóloga clínica y psicoterapeuta naturista Mahendri Marqués.
“Además de aplicarse a algunas medicinas alternativas, como la fitoterapia o las Flores de Bach, este principio de que no hay que combatir una faceta negativa sino que hay que incidir en favor de su opuesto positivo, también tiene un fundamento en el terreno psicológico”, señala Marqués.
La experta explica que «dado que la mente hace aumentar el asunto en el que se enfoca, si nos centramos en nuestra falta de roce social lo agrandamos y nos parece cada vez más irresoluble. Si nos centramos en la cordialidad, la potenciaremos y nos sentiremos más animados y estimulados porque, de alguna manera, ya comenzamos a vivirla y disfrutarla”.
“Algunas personas desear vivir alejadas de los demás, creen que no necesitan a nadie y se comportan de modo que es muy difícil tratar con ellas. Se distancian de las relaciones sociales y limitan la expresión de sus emociones, evita el compromiso y las relaciones profundas”, explica la psicóloga clínica Laura García Agustín.
Los beneficios de relacionarse
“Estas personas denominadas hurañas, tienen actitudes y comportamientos que las alejan de cualquier contacto social, o que lo convierten en algo desagradable para quien lo recibe.
Aunque les cueste reconocerlo o comunicarlo, el alejarse de la gente resulta insatisfactorio para ellas” señala la experta.
Según García Agustín “los huraños suelen enmascarar sus sentimientos y no los expresan casi nunca, de forma verbal ni física. Cuando tienen que relacionarse, su comportamiento es abiertamente hostil, con expresiones toscas, cortantes”.
“Las personas que se mantienen al margen de los demás tienen dos opciones: acabar aisladas, ejerciendo solo su malhumor con aquellos que se dejan y viendo como se profundiza su malestar, o bien a intentar poner solución al problema”, aconseja la experta.
“El cambio de actitud y conducta depende, sobre todo, de la persona asocial, que a veces puede necesitar la ayuda de un psicólogo, porque no siempre es fácil aprender nuevas formas de comportarse cuando se lleva mucho tiempo actuando de determinada manera».
Para Mahendri Marqués, “relacionarse de manera armoniosa con la pareja, los padres, los amigos o las personas que tratamos a diario, no es tan difícil. La clave consiste en procurar que el amor, entendido como una actitud voluntaria y consciente, se convierta en el motor y centro de nuestros actos”.
“Para relacionarse con cariño y armonía es necesario desarrollar la cordialidad, es decir aprender a descubrir las necesidades del otro y ser capaz de anteponerlas a las propias”, explica la psicóloga.
Para iniciarse en la práctica de la cordialidad, según Mahendri “lo mejor es conocer los beneficios mentales y emocionales de comportarse de esta forma con los demás. Hacernos conscientes de los frutos de la amabilidad».
“Cuando sembramos cordialidad, a través de nuestros actos, palabras y actitudes más atentos hacia los demás, la cosecharemos multiplicada por parte de quienes nos rodean. Estableceremos una conexión emocional más profunda con ellos y los sentiremos más cercanos”, señala la experta.
“Ser amable reporta otros beneficios como el sentimiento de euforia y de paz que se obtienen después de realizar una acción generosa, así como un efecto preventivo y sanador de los sentimientos de depresión, hostilidad, aislamiento y estrés”, según Mahendri Marqués.