Estoy promoviendo una campaña mundial para que se consagre el “Día Internacional de la Cita a Ciegas”.
Si ya tenemos “Día del Padre”, “Día de la Madre” y “Día de San Valentín”, sólo falta cerrar este círculo vicioso con el “Día de la Cita a Ciegas”.
Ya nadie niega que la “cita a ciegas” es un recurso cada vez más utilizado para establecer contactos de amor… y de los otros.
Esta práctica es divertida, emocionante, misteriosa y… riesgosa.
Para que disfrutes mejor de cualquier cita a ciegas -sin enredarte en problemas- van algunos consejos nacidos de mi propia experiencia.
Siéntate y Lee:
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¡Pilas! Como las citas las coordina un computador, es posible que tu perfil vuelva a coincidir con el perfil de la misma veterana con quien mantuviste una cita a ciegas, el mes anterior.
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Alista un “plan B”. Si a primera vista te frustras porque la chica no corresponde a la que te imaginabas, preséntate así: “Buenas noches, vengo en representación de don Armando Caicedo. El no pudo venir porque lo acaban de reclutar para ir a combatir a Rusia. Me pidió el favor que viniera a excusarlo”.
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Otro recurso para fugarse de una cita a ciegas es llegar con gafas oscuras, bastón y un perro pastor alemán. En caso de que la chica oscile en el “rango entre fea y horrorosa”, puedes alegar que eres ciego de nacimiento.
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Para crear esa primera buena impresión que buscas, combina bien tu vestimenta. Puede que la impresiones con ese tuxedo que alquilaste, pero no te pongas esos zapatos tenis percudidos, a los que se les despegó la suela.
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Durante la primera media hora, mírala directo a los ojos. Es de mal recibo que le claves tu mirada obscena sobre sus glándulas pectorales y, todavía peor, si le observas -sin disimulo- su retaguardia.
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Alerta con los “daños colaterales”. Un amigo muy previsivo recomienda que para cualquier cita a ciegas portes chaleco antibalas. ¿La razón? Muchas damas organizan una cita a ciegas para mortificar a su marido que -además de violento- es celosísimo.
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Para que esta cita a ciegas sea inolvidable, dale a ella la oportunidad de pagar la cuenta. Explícale que eres un fanático de la liberación femenina. Si insiste en que debes contribuir con la mitad, acepta, siempre y cuando, ella te facilite su tarjeta de crédito.
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No intentes impresionar a tu nueva conquista mostrándole en tu celular, las fotos de las 17 amigas que conociste en “citas a ciegas” anteriores.
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Deja un documento escrito. Algo así como: “Salí a una cita a ciegas. Si antes de 24 horas no doy señales de vida podría tratarse de un secuestro o soy víctima de traficantes sexuales”.
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Prepara un escape de última hora. Pídele a un amigo que te llame… si las cosas no marchan bien, alega que “el Pentágono me requiere para salir de inmediato a cumplir una misión secreta en Afganistán”.
Recomendación final: Jamás tomes en serio una cita a ciegas. (fin)
VERBATIM
“¡Qué desgracia! Fui a una cita a ciegas y mi perro quedó perdidamente enamorado de la perra de ella”
Por: © 2014 Armando Caicedo
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