“La mente, las emociones y el cuerpo están íntimamente relacionados, formando un sistema integrado que cuando se mantiene en equilibrio da como resultado una salud Óptima”, señala a Efe, el psicólogo y director del Instituto Superior de Estudios Psicológicos, ISEP.

De acuerdo a Asorey, las emociones positivas, como la alegría y el amor, ayudan a mantenernos sanos, en tanto que las negativas, como el miedo y la tristeza, fomentan que enfermemos y, por ello, es conveniente potenciar las primeras y reducir las segundas.

Cuando estamos enfermos las emociones influyen en distintos momentos sobre nuestra salud a través de mecanismos psicobiológicos; cuando son intensas y desagradables y están presentes de forma crónica o cuando aparece algún episodio emocional agudo, pueden agravar un cuadro patológico ya existente o desencadenar uno nuevo, señala este psicólogo.

Aunque las emociones como el miedo-ansiedad y la tristeza-depresión provocan reacciones desagradables en la persona y una alta activación fisiológica, Asorey considera que no debemos considerarlas negativas directamente solo por su naturaleza desagradable, dado que, en su función primaria, ayudan a dar respuesta a una situación determinada y a adaptarse.

Por ejemplo, ante una situación de peligro, la experiencia de miedo permite a la persona salir de dicho riesgo para evitar sufrir algún daño, ejemplifica.

“Pero cuando la experiencia emocional es de larga duración y alta intensidad o frecuencia, pierde su valor adaptativo y se convierte en una emoción patológica que podría inducir o acompañar a trastornos relacionados con la salud mental (depresión, ira desmedida) o alteraciones médicas (trastornos cardiovasculares, reumatológicos o inmunológicos entre otros)”, asegura Asorey.

Pero, según este experto, las emociones también pueden ayudar a sanarnos, ya que cuando son positivas “experimentarlas es agradable y placentero, además de que ayuda a preparar a la persona para situaciones futuras que puedan ser difíciles.

¡POTENCIE SUS EMOCIONES POSITIVAS!

Asorey además comparte una serie de consejos prácticos para potenciar en nuestra vida cotidiana cada una de las principales emociones positivas:.

ALEGRÍA

Procure mantenerse en contacto con personas que son importantes y con las que realice actividades que le permitan sentirse seguro, tranquilo y feliz.

INTERÉS

Acérquese al día a día buscando la oportunidad de poner en marcha sus potenciales y habilidades, y así disponer de nuevos retos para disfrutar de esos pequeños o grandes logros que le motivan a aprender y a buscar nuevas experiencias.

AMOR

Es la emoción que tiene su esencia en las relaciones personales en las que procuramos un contacto más directo, más íntimo, en las que nos descubrimos experimentando sensaciones gracias a la presencia de la otra persona junto a nosotros.

SERENIDAD

Es la experiencia que se obtiene si uno es consciente de la acción que está realizando en ese preciso momento (una buena comida, un paseo) y se la alcanza cuando se vive el presente, acompañado de bienestar, de placer.

INSPIRACIÓN

Está· muy asociada a la creatividad y se potencia animando a la mente a que se ponga en contacto con nuevas personas, lugares y experiencias, poniendo a trabajar la imaginación y el ingenio.

GRATITUD

Comparta y experimente la sensación gratificante de ser ayudado y ayudar, ofrecer y recibir. Mantenga relaciones personales saludables dándose la oportunidad de satisfacer, recíprocamente, las necesidades, inquietudes e ilusiones mutuas.

DIVERSIÓN

Forma parte de la habilidad humana de dejarse llevar por el humor, la sonrisa, los recuerdos agradables y los nuevos retos, y surge cuando uno se encuentra con otras personas y se siente capaz de proponer algo inesperado y vitalista, que le haga disfrutar, ilusionarse y vivir el presente de forma más intensa.

EFE

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