Amy Sánchez ha vivido inolvidables experiencias, como enfermera, ante el nuevo desafio que para todos ha representado el COVID-19. En la gráfica portando su equipo de protección. Foto-Cortesía.

SAN DIEGO.- “Fue muy diferente, porque nadie sabía de COVID, era una enfermedad nueva y muchas de ellas que tenían años siendo enfermeras, ahora se sentían como yo, como si fueran nuevas, y había miedo, teniamos nervios (porque) no sabiamos si nos podía dar la enfermedad”.

En estos términos respondió Amy Sánchez, titulada en Enfermería por San Diego State University y que inició su carrera con Scripps, al preguntarle cómo ha vivido su experiencia como enfermera ante la pandemia.

“No teníamos opción, teniamos que seguir yendo a trabajar  con los pacientes y era raro que todo mundo estaba en casa, necesitabamos ir al mandado, cosas así; entonces fue difícil al principio pero después empezamos una nueva rutina y entre todas las enfermeras y doctores, nos ayudabamos para cuidar a los pacientes”, recordó Sánchez.

La entrevistada precisó que en ese momento se encontraba en el Hospital Scripps de Torrey Pines, de la Jolla,  en el cual “tienen un programa con enfermeras novatas donde tienes como una guía, otra enfermera que te orienta, empezando tu carrera y te dan Educación extra”.

“Sentía la misma experiencia”

Pero la inesperada crisis sanitaria había cambiado todo, pues los hospitales se encontraban saturados y solamente recibían a los pacientes que tuvieran síntomas de COVID, pero este temor no era sólo de ellos, sino de las propias enfermeras, algunas de las cuales habían fallecido a causa del contagio.

“Parte de mi sentía la misma experiencia que muchas personas en San Diego”, continuó, “especialmente después de una jornada trabajando con pacientes de COVID, cada vez que te dolía la cabeza o sentías cosquillas en la garganta, lo primero que pensabas es que acababa de cuidar a alguien con COVID, tal vez yo lo tengo también y nos decian lo mismo (que a los pacientes), a llamar a la línea y contarle a alguien, por teléfono, tus síntomas”.

“Y de ahí nos decian que te quedaras en casa o que esperaras a que tus sintomas se volvieran más severos para venir al hospital”, dijo, “por el riesgo de que te podia dar COVID en el hospital si venías y no había necesidad hasta que baja tu oxigeno a menos de 92, es cuando estabamos avisando a los pacientes que podían ir al hospital”.

Platícame tu experiencia, como una estudiante que de pronto ingresas a un sistema que es tan complejo como es Scripps, en un momento en que el brote aumentaba cada día, le pedimos.

Ayudar a las que estaban frente a un riesgo mayor 

“En mi unidad, en especial, yo trataba de apoyar a las enfermeras que estaban bajo más riesgos como enfermeras que están embarazadas o que tenían más de 65 años de edad. Las enfermeras más jóvenes preferiamos cuidar a los pacientes de COVID hasta obtener mejor información sobre la enfermedad”.

“Y entre tantos pacientes, y tanta muerte que había”, agregó Amy, “ muchas personas que no morían pero sufrían mucho, entre nosotras platicar, y ayudarnos  e ir a los cuartos juntas para voltear a los pacientes y entre mis amigas ayudarnos a que si ocupas hablar con alguien, podemos hablar porque nosotras las entendiamos”.

Es decir, la parte emocional ¿fue la más difícil, tenían que animar a los pacientes en ese momento de crisis, me supongo?, le insistimos.

“La parte emocional, la más difícil”

“La parte emocional es la más difícil, de hecho hasta ahorita todavía estamos enfrentando eso; nunca lo vamos a olvidar, yo creo, y la parte física pues tener que usar todo el equipo de protección al estar en el cuarto. Hacía mucho calor y entonces tratamos aunque al principio no había mucho equipo, teniamos que reusar nuestras mascaras, y reusar cascos protectores”.

¿Recuerdas algo en particular que se haya quedado grabado en tu mente?

“Sí, recuerdo muchas cosas, pero mi recuerdo favorito es una noche que tuve mi primer paciente de COVID, cuando todavía no había tantos en San Diego, yo trabajaba de noche, entonces a la medianoche entré a tomar los signos vitales y note que el paciente, que ya tenía oxigeno, no estaba oxigenando su cuerpo arriba de 92 por ciento; entonces estaba en 85% y tuve que subir el oxígeno”, narró.

“En ese momento cuando llegan a 10 litros o más”, aclaró la enfermera, “el siguiente paso era mandarlos (a los pacientes en crisis) a la unidad de cuidados intensivos (UCI, por sus siglas en inglés) y el subia de 89% y ya estaba al máximo; entonces tuve que hablar con las otras enfermeras  y decirles que el paciente iba a necesitar irse a UCI”.

“Senti que eran como horas”

“Luego le tome los signos, y se fue el paciente a UCI sentí  que eran como horas, pero en realidad fue muy rápido para ayudarlo y ya nunca lo volví a ver otra vez hasta que regresó a nuestro piso., el piso antes del UCI y cuando  no necesitan tantos cuidados”, afirmó la entrevistada.

“Entonces me enteré que habían regresado (al paciente) a nuestro piso, ya no me tocó cuidarlo, pero él sobrevivió y siempre me acuerdo que la noche que necesitó ir a UCI yo era la enfermera, , el que sobrevivió me hace sentir feliz”, manifesto con legítimo orgullo.

“Me siento feliz”

“Yo  me siento feliz”, expresó finalmente, “que ya hay una vacuna y que la gente está aprovechando la oportunidad de vacunarse gratuitamente y que en este país tengamos tantos recursos y gente muy inteligente que cuando trabajan juntos pueden hacer muchas cosas, y la gente que están trabajando duro para combatir el COVID”.