Estamos en pleno verano, pasando por un calor arrollador que invita a los que tenemos la playa cerca a darnos un chapuzón siempre que se pueda y eso es justamente lo que he hecho en el último mes de mi vida. Cancelé la membresía de mi gimnasio y cada mañana me levanto temprano, me dirijo directamente a abrir la cortina obscura de mi cuarto, miro hacia el agua y si el día esta lindo, me voy a correr al boardwalk de Miami Beach con un traje de baño debajo de los shorts. Después de 30 minutos trotando, varios abdominales y sentadillas no hay mayor placer que quitarme toda la ropa que me sobra y lanzarme a las cálidas aguas de Miami en verano. Una verdadera fortuna que no todos los que vivimos aquí aprovechamos como deberíamos.

Últimamente he hecho esta rutina con mi padre, quien no se pierde un día de playa y está en una forma física que muchos de 20 años envidiarían. Aunque su insistencia en que beba agua de mar después de correr me pareció un poco absurda y loca, después de ojear el libro que me regaló: “El poder curativo del agua de mar”, por el Dr. Ángel Gracia y hacer un poco de búsqueda en Google, mi concepto cambió completamente.

Según me informé, fue hace más de un siglo que el investigador, fisiólogo y visionario francés René Quinton descubrió toda la riqueza del agua de mar. Rene dio a conocer al mundo el por qué el agua de mar es un gran nutriente, según Rene, imprescindible para que cada una de los cien billones de células que componen nuestro organismo funcionen en óptimas condiciones.

Es aceptado universalmente que del mar salió la primera célula madre que dio origen a todos los seres vivos que hoy habitamos en La Tierra. Según Quinton, el agua de mar está limpia y tiene propiedades curativas sobre los organismos vivos. Quinton experimentó con animales antes de atreverse a probar el plasma en seres humanos, comprobando que estaba en lo correcto, por lo que estableció varios Dispensarios Marinos dentro y fuera del territorio francés con impresionante éxito, curando enfermedades infantiles que hasta entonces habían sido mortales.

Está comprobado que en el agua de mar no hay tan sólo minerales: están todos los elementos básicos para la vida en la proporción correcta y en estado biodisponible. El agua de mar es un excelente nutriente y un revitalizador de las células. Quinton, demostró la identidad fisicoquímica entre el plasma de la sangre y el agua de mar, y fue así como la llegó a utilizar como sustituto del plasma sanguíneo.

Según el investigador, nuestro organismo es una gran pecera o acuario, en la que el agua de mar es el 75% de su contenido y las células que están sumergidas en ella son los peces que conforman el 25% restante.

La vida de esos “peces”, o sea las células, dependerá de la calidad del agua de la pecera. Mantener en cada una de las células el equilibrio físico y bioquímico del agua, las sales marinas que disueltas, es el secreto para una buena nutrición celular y, por lo tanto, para disfrutar de una salud óptima.

Pero, ¿se puede verdaderamente consumir el agua del mar? Se ha comprobado que son innumerables los beneficios que que esta agua posee.

Hasta la próxima y recuerda que “la belleza viene de adentro hacia afuera”.

Con mucho cariño, SISSI