El útero bicorne es una alteración congénita que padecen cuatro de cada mil mujeres. Si no se detecta a tiempo puede provocar abortos repetidos, partos prematuros y embarazos de alto riesgo.

En una revisión ginecológica de rutina, el medico de Pamela notó una anomalía y le mandó hacer una ecografía. Con el resultado del estudio en la mano y esperando encontrar algún quiste, la sorpresa fue que ella tenía un útero con forma de corazón.

A esta malformación o alteración congénita se le conoce como útero bicorne, arqueado o dividido, y consiste en una matriz separada por una barrera que, dependiendo del largo de ésta, puede formar desde un pequeño arco en la parte superior o incluso, un útero doble.

Hasta ese día, Pamela juraba que tener hijos no le importaba en absoluto, pero al saber que este tipo de útero podría impedirle ser madre, le causó cierto desánimo.

Todo cambia cuando dices que no quieres tener hijos a cuando te dicen que embarazarte no es lo indicado. Pega, por contradictorio que suene, asegura esta joven de 28 años.

De acuerdo con el médico Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer en Madrid (España), se ha diagnosticado que las mujeres que tienen útero bicorne son aproximadamente el 0,4 por ciento, es decir cuatro de cada mil y, aunque no es causa de infertilidad, sí puede representar un dificultad para el embarazo.

Los tres grandes problemas que existen son: los abortos de repetición, el parto prematuro y la posición del bebé al nacer.

Las mujeres que llegan al embarazo y no saben que tienen el útero dividido pueden sufrir abortos repetidos sin saber la causa. Los partos prematuros se producen porque, al estar el feto dentro de uno de los úteros, no tiene suficiente espacio. Y la posición de nalgas que adopta el bebé es porque la cabeza busca siempre el área con mayor espacio y ésta la encuentra en la parte de arriba de unos de los úteros. En estos casos, la cesárea es forzosa.

Palacios explica que cada caso de útero didelfo es distinto y, así como hay mujeres que sufren por no llegar a término su embarazo, otras no padecen complicaciones. He tenido pacientes que han tenido hijos, que ya están en la menopausia y, después, descubrimos que tenían útero bicorne.

UN PROBLEMA CON

SOLUCIÓN.

Y es que tener útero bicorne no da avisos, pasa desapercibido porque no tiene síntomas, la menstruación se lleva bien e incluso cuando se hacen las exploraciones ginecológicas no siempre se llega a notar, agrega el experto.

Sin embargo, la prueba infalible para reconocer el útero bicorne es la ecografía. Una vez hecho este estudio, se conoce el estado de la matriz y también si es necesario hacer una operación para que, en el momento en que la mujer desee tener hijos, no tenga tantas complicaciones.

El tratamiento para estos casos es una operación que, hace años, era complicada por tener que abrir todo el útero para quitar la capa de en medio. El director del Instituto Palacios afirma que hoy en día es muy sencillo y no es necesario abrir la piel: Se hace por medio de histeroscopia, en la que se introduce un aparatito por dentro de la vagina hasta llegar al útero y se va limpiando esa capa que separa una parte de otra con resultados muy buenos.

Una vez sometida a la operación, la matriz toma una forma de saco único donde el bebé podrá crecer a plenitud. No obstante, durante el embarazo, las mujeres de útero bicorne deberán seguir cuidados más delicados en comparación con las que tienen uno ordinario.

Quienes tienen útero bicorne y no se lo han diagnosticado sino hasta que ya están embarazadas, a partir de la semana 28, es casi siempre obligatorio guardar reposo, porque el riesgo de prematuridad es enorme, avisa Palacios.

El médico asegura que, al ser una malformación genética de la cual aún no se ha descubierto en qué genes está, se sabe que no es hereditaria. Y, aunque sean considerados casos extraños, los especialistas recomiendan siempre hacer una ecografía vaginal para saber el estado del útero y así estar prevenidas antes de sufrir decepciones por abortos o complicaciones al momento de querer tener hijos.

Por Cristina Salmerón.

EFE