Millones de estadounidenses celebran hoy el Día de la Independencia con festejos y las típicas barbacoas en medio de una sofocante ola de calor en la costa este y numerosos incendios en el oeste que han obligado a prohibir el uso de cohetes y explosivos en numerosos estados del país.

En la capital estadounidense, donde el termómetro alcanzó a mediodía los 36 grados, miles de personas trataban de combatir el calor con gorras y paraguas con la bandera estadounidense y se preparaban para los fuegos artificiales de la tarde que iluminarán el Capitolio y el Obelisco.

Los habitantes de Washington aún sufren las consecuencias de una gran tormenta el viernes pasado que provocó cinco muertes en el área capitalina, ocasionó numerosos daños materiales y ha dejado sin electricidad a más de un millón de personas.

Si bien las empresas de electricidad aseguran no haber dejado de trabajar durante el fin de semana, hoy decenas de miles de hogares en la capital aún siguen sin energía eléctrica y el ansiado aire acondicionado.

Mientras tanto, algunos condados, pueblos y ciudades de los estados del centro oeste como Arizona, Nuevo México, Utah, Wyoming y Montana han emitido normas temporales para restringir el uso de cohetes y explosivos ante el riesgo de incendios.

Las condiciones son más complicadas aún en Colorado, donde las últimas semanas se ha declarado el incendio más destructivo que ha consumido ya más de 7.219 hectáreas y ha causado dos muertos.

El gobernador de Colorado, John Hickenlooper, ha prohibido emplear fuegos artificiales para celebraciones privadas en todo el estado.

Por su parte, el presidente de EEUU, Barack Obama, regresó hoy a la capital tras pasar unos días de descanso en la residencia presidencial de verano de Camp David (Maryland), a unos 100 kilómetros de Washington, para encabezar una ceremonia de concesión de ciudadanía a miembros de las fuerzas armadas estadounidenses.

El presidente afirmó hoy que «la historia de los inmigrantes es nuestra propia historia» al otorgar la ciudadanía a 25 miembros en activo del servicio militar, entre ellos una decena de latinoamericanos.

«Ninguna otra nación se renueva y vigoriza tan constantemente como EEUU gracias a la llegada de inmigrantes. Por eso Estados Unidos siempre es joven», explicó ante la audiencia compuesta por los nuevos ciudadanos estadounidenses y sus familias.

Obama tiene previsto invitar hoy en la Casa Blanca a estos nuevos estadounidenses y a trabajadores de la residencia presidencial a una tradicional barbacoa y concierto en el Jardín Sur de la residencia, lugar privilegiado desde donde podrán observar los fuegos artificiales de Washington, los más afamados del 4 de julio.

Asimismo, el 4 de Julio servirá a Obama como paréntesis antes de retomar sus actividades en pleno periodo electoral, motivo por el cual inicia mañana una gira en autobús por dos de los estados clave, Ohio y Pensilvania.

Pese a liderar las encuestas nacionales sobre su rival, el virtual candidato republicano Mitt Romney, Obama pugna por arrebatar el voto en estados donde se puede decidir la elección y en los que gran parte de la población aún no ha decidido a quien apoyar.

No obstante, la pasada semana Obama logró un gran espaldarazo con la decisión del Tribunal Supremo de aprobar la constitucionalidad de su gran baza política desde que llegó al gobierno: la reforma del sistema sanitario, con la que pretende que millones de estadounidenses tengan acceso a un seguro médico.

Por su parte, Romney se ha mantenido hoy en silencio durante el día de la fiesta nacional, que pasó participando en un desfile en Nuevo Hampshire, pese a que destacadas figuras conservadoras han criticado abiertamente su estrategia de campaña.

Los sectores más conservadores y el movimiento ciudadano Tea Party están disconformes hasta el punto de cuestionar incluso la viabilidad de la candidatura de Romney, según informó el martes el diario The Washington Times.