Washington.- La atención se centrará el 6 de noviembre en conocer el nombre del próximo presidente de EE.UU., pero también está en juego en estas elecciones el control del Senado, clave para permitir que Barack Obama o Mitt Romney pongan en marcha algunas de sus promesas de campaña a partir de enero.

En la actualidad los demócratas tienen 51 escaños en el Senado y suelen contar en las votaciones con el apoyo de dos legisladores independientes, frente a los 47 que están en manos de los republicanos.

En noviembre se renovarán 33 escaños y las proyecciones de la web política RealClearPolitics muestran que los demócratas tienen garantizados 45 en toda la Cámara, con 43 para los republicanos y una docena de batallas muy reñidas en estados como Massachusetts, Misuri, Nevada, Indiana, Arizona, Montana, Dakota del Norte, Connecticut y Wisconsin.

Kyle Kondik, analista político de la Universidad de Virginia, indicó hoy en una conferencia telefónica con periodistas que «probablemente» los demócratas conseguirán mantener su «muy estrecha» mayoría en el Senado, mientras que la Cámara de Representantes seguirá en manos republicanas.

De los 435 escaños de la Cámara de Representantes en noviembre se renuevan todos. Los republicanos tienen ahora 240, los demócratas 190 y hay 5 vacantes.

Con solo un puñado de escaños (28) sin tendencia clara tendría que producirse una catástrofe para que los republicanos perdieran el control de la cámara baja, según los expertos, aunque Kondik auguró hoy que su mayoría se reducirá levemente y que los demócratas pueden llegar hasta los 200.

En los dos últimos años, con un Senado bajo control demócrata y la cámara baja en manos de los republicanos, ha habido un «estancamiento» en el Congreso, recordó Kondik, y esa situación se va a prolongar si se cumplen los pronósticos para estas elecciones.

Con un Congreso dividido y más polarizado que nunca, si logra la reelección, para el presidente Obama será difícil sacar adelante una reforma migratoria o «una acción sobre el cambio climático», apuntó el analista.

Agregó que, si gana Romney y los demócratas conservan el Senado, al republicano le costará mucho que vean la luz su plan impositivo o su proyecto para reducir el elevado déficit.

Entre las batallas por un hueco en el Senado que más expectación han levantado a nivel nacional está la de Massachusetts, un estado fuertemente demócrata donde el republicano Scott Brown ganó un escaño en 2010 en una elección especial para reemplazar al fallecido Ted Kennedy.

La catedrática Elizabeth Warren, que fue asesora financiera de Obama, tiene la responsabilidad de recuperar para los demócratas el escaño que fue de Kennedy y, según Kondik, es favorita en las encuestas para derrotar a Brown.

La contienda en Misuri también cobró relevancia en agosto a raíz de unos polémicos comentarios del republicano Todd Akin, que aspira a un escaño en ese estado, sobre la «violación auténtica» y el aborto.

Pese a que varios republicanos y el propio Romney pidieron a Akin que se retirase tras esas declaraciones, el congresista conservador ha seguido adelante e incluso ha recuperado terreno en las encuestas frente a la demócrata Claire McCaskill.

Kondik prevé, no obstante, una victoria de McCaskill en Misuri y del demócrata Tim Kaine frente al republicano George Allen en Virginia, otro de los estados donde la lucha es muy ajustada.

En cuanto a Arizona, el republicano Jeff Flake lleva por ahora la delantera ante Richard Carmona, un excirujano puertorriqueño y héroe de la guerra de Vietnam que confía en el descontento de la creciente población hispana con las leyes antiinmigrantes para convertirse en el primer senador demócrata elegido en el estado desde 1988.

En Indiana el enfrentamiento será entre Richard Mourdock, del movimiento ultraconservador Tea Party y con las encuestas de su lado, y el congresista demócrata Joe Donnelly, mientras que Connecticut es un estado de tendencia progresista, lo que beneficia a priori al legislador Christopher Murphy ante la republicana Linda McMahon.

Con respecto a la cámara baja, será muy interesante observar lo que ocurra en distritos muy disputados de Ohio y Texas, pero aunque los demócratas se impongan allí estarán «lejos» de arrebatar la mayoría a los republicanos, según estimó Kondik.