Los Ángeles- Un estudio de la Universidad de California reveló esta seman que la utilización de pesticidas puede incrementar los riesgos de desarrollar el Parkinson, un hecho que preocupa especialmente a la numerosa comunidad hispana de trabajadores agrícolas.

El informe de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) que analizó el efecto de diferentes pesticidas encontró que 11 de ellos “inhiben la enzima aldehído deshidrogenasa (ALDH) que convierte aldehídos altamente tóxicos para las células de dopamina en agentes menos tóxicos, y por lo tanto contribuyen al desarrollo de Parkinson”.

“Nos sorprendió que muchos de los pesticidas inhiben la ALDH y en concentraciones muy pequeñas, muy por debajo del que se necesita para que los pesticidas hagan su trabajo”, señaló Jeff Bronstein, director de investigación y profesor de neurología de UCLA.

“Estos pesticidas están en muchos sitios, se pueden encontrar en nuestra cadena de alimentos y son utilizados en parques y canchas de golf y en control de plagas dentro de edificios y hogares”, advirtió Bronstein y resaltó que esto “…aumenta significativamente el número de personas en riesgo”.

Al comparar los 360 pacientes con Parkinson en tres condados con alta actividad agrícola en el Valle Central de California, con las 816 personas del área que no sufren de Parkinson, la investigación igualmente encontró que las personas con una variación genética común de un gen específico (ALDH2) son especialmente sensibles a ciertos pesticidas y tiene hasta seis veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad.

“Este estudio es bienvenido, pero a la vez es triste porque nos muestra como en la sociedad estamos usando a los trabajadores del campo como ratones de laboratorio”, declaró a Efe el vicepresidente nacional del Sindicato Unión de Campesinos (UFW), Erik Nicholson.

Nicholson reclamó que estos pesticidas deberían ser estudiados primero para ver los efectos que tienen en las personas y luego ser utilizados en los cultivos; pero por el contrario dijo, “los introducimos y luego estudiamos a ver cuáles son los síntomas en los trabajadores”.

Tanto en el estudio divulgado, como en otros anteriores, los investigadores de UCLA encontraron que cuando se inhibe el ALDH no se reduce suficientemente el efecto de la toxina DOPAL, que se presenta naturalmente en el cerebro.

Al no poderse bloquear el efecto tóxico de DOPAL, aumenta el riesgo de adquirir el Parkinson, “especialmente en individuos genéticamente vulnerables”, como aquellos que poseen la variante ALDH2, destacó la investigadora Beate Ritz, profesora de epidemiología de UCLA.

No obstante, agregó, que sin tener contacto con los pesticidas, el poseer la variante ALDH2 no es un factor determinante para desarrollar la enfermedad.

Entre otras conclusiones, el estudio sugiere que se deben desarrollar y probar terapias que modulan la actividad de la enzima ALDH o que eliminan los aldehídos tóxicos “para reducir potencialmente la ocurrencia de la enfermedad de Parkinson o disminuir su avance, particularmente para los pacientes expuestos a los pesticidas”.

Para el activista sindical, la defensa de la salud de los trabajos del campo “es una batalla frustrante porque no solamente estamos luchando contra una industria química muy rica y sus aliados en el gobierno sino contra la indiferencia de las agencias que regulan las pocas leyes que existen”.

Aclaró que a la comunidad hispana se la está motivando a consumir más frutas y verduras, aunque no formen parte de sus costumbres alimenticias, así como el consumo de productos orgánicos, aunque esto es todavía más difícil por su alto costo.

“A mi me da un pesar muy grande al pensar en todas esas personas -a quienes no conocemos- que están sufriendo Parkinson y que no saben por qué lo desarrollaron”, concluyó Nicholson.

Luis Uribe

EFE