El patrullero fronterizo tomó el celular que encontró en el cadáver y justo en ese momento entró una llamada.

“Hello”, dijo el patrullero. Tras un breve momento de silencio, desde el otro lado una voz preguntó en español “quién habla”.

“Ese teléfono es de mi hermano, ¿puedo hablar con él?”, preguntó el hombre que hablaba desde Tijuana. “Tu hermano está muerto”, le respondió el patrullero, “hubo un accidente y se fue a un barranco, tu hermano iba manejando el carro”.

El de Tijuana colgó y un rato después hizo otra llamada para tratar de informar a los familiares de tres migrantes indocumentados que viajaban con su hermano acerca del accidente. La llamada fue para Eleuterio Suárez, un intérprete oficial de lenguas indígenas oaxaqueñas y el español.

“Yo quedé en medio de todo esto son saber qué hacer”, platicó Eleuterio –Telio, le llaman sus amigos–. Los familiares de dos de las tres personas que fallecieron en el percance sobre la carretera interestatal 15 a la altura de Rancho Bernardo se comunicaron desde Fresno y Oxnard con Telio para que les ayudara a contactar al hermano del pollero, porque ya habؙían tardado mucho en llegar y hacía horas que nadie contestaba llamadas.

Poco a poco se conoció que quienes habían muerto fueron, además del conductor y pollero, un estadunidense naturalizado, un matrimonio entre sí y buscaban trabajo en el campo en California porque en su pueblo no hallaban cómo sobrevivir.

Raúl Quiróz de 20 años y su esposa Gloria López de 15 recién se habían casado en el poblado de El Coyul, en el municipio de Coicoyán de las Flores en el estado de Oaxaca. Después de la boda reunieron sus ahorros para viajar a California.

El matrimonio llegó al condado de San Diego con menos de 70 dólares, pero en pesos, para tratar de hacer una nueva vida y quizás tener familia como ambos estaban ilusionados. Así lo platicó Odilia Romero, una dirigente estatal del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (Fiob), quien tuvo que hacerse cargo de ayudar a reunir donativos para regresar los cuerpos a su lugar de origen.

“Esto es una super tragedia porque tan jovencitos y acabados de casarse. Y cuando ya daban por hecho que iban a buscar trabajo, apenas después de entrar a Estados Unidos, los dos pierden la vida de esta forma”, dijo Odilia.

En el accidente solo sobrevivió un indocumentado de 22 años de edad.

La patrulla fronteriza había iniciado una persecución al vehículo en que viajaba la pafreja y el auto había salido desde lo alto de una colina cuesta abajo, dando volteretas hasta parar en el fondo de un cañón, de donde lo sacó la Patrulla de Carreteras de California (CHP), que de inmediato informó sobre tres muertos pero aún sin identificarlos.

La patrulla fronteriza se apuró a informar que uno de sus oficiales inició la persecución por momentos a cerca de cien millas por hora, porque buscó datos con el número de matrícula del vehículo averiado y descubrió que estaba a nombre de “un peligroso” hombre “buscado por homicidio”.

Los cuerpos de la pareja de jóvenes apenas eran preparado para su traslado a México cuando la propia patrulla se retractó de sus declaraciones iniciales. El portavoz Mark Endicott declaró que ninguno de los ocupantes del vehؙículo era buscado por homicidio, como inicialmente habían declarado.

El tramo por el que salió le vehículo colina abajo es uno de los pocos en que podría ocurrir ese tipo de accidente en la zona.

Un equipo de abogados de Los Ángeles tomó el caso del percance. Los familiares de las víctimas temen que la patrulla empujó con un vehículo al auto que salió de la carretera.

En una persecución similar, el 23 de abril siete indocumentados resultaron heridos cuando el vehículo en que viajaban en persecución de la patrulla salió de la 125 a la altura de Birch Road. Ese punto es casualmente también el único desde que inicia el 125 que es elevado y por el que podría salir un vehículo en accidente.

Manuel Ocaño