El Obispo Robert McElroy dio la bienvenida a los nuevos católicos. Foto: Horacio Rentería/El Latino San Diego.

SAN DIEGO.- Con la conversión de 1,222 catecúmenos mediante el bautismo, la primera comunión y la confirmación y la eucarestía (recepción de la ostia y el vino, simbolizando el cuerpo y la sangre de Cristo) de niños, adolescentes y adultos que no habían pasado esta prueba de fidelidad, la tarde del domingo 10 de marzo se efectuó la ceremonia especial para dar la bienvenida a los nuevos católicos.

En el evento llamado Rito de Elección, acudieron alrededor de 4,000 fieles (incluidos 3,000 patrocinadores de fe y miembros de la iglesia) de los condados de San Diego e Imperial al Golden Hall, del centro de la ciudad.

El multitudinario acto fue encabezado por el Obispo de la Diócesis de San Diego, Robert McElroy, quien dio la bienvenida a los nuevos católicos, luego de firmar el libro de registro de las 76 parroquias (iglesias) participantes en el mismo.

Como lo establece la tradición católica, el Obispo McElroy se dirigió, de entrada, a los padrinos para saber si los catecúmenos “estaban suficientemente preparados para dar ese importante paso; luego haría lo propio con los miembros de la Asamblea cuestionándoles si se encontraban listos para apoyar el testimonio de los catecúmenos”.

Finalmente, el jefe de la Diócesis local reconoció formalmente a los candidatos, ante la aclamación de los asistentes.

Vale decir que previo al rito cristiano, un extraordinario grupo coral –acompañado de armónicos instrumentos musicales- entonaron bellas melodías como Beyond the Days (Más allá de los Días); Word of God (Palabra de Dios); Para Amar como Tú; Song of the Servant (Canto del Sirviente) y Pescador de Hombres, entre otros.

Se dio a conocer que los más de 1200 catecúmenos han estado tomando clases en 76 parroquias para prepararlos para participar en los sacramentos, incluyendo Bautismo, Primera Comunión y Confirmación, que celebrarán en la Pascua, haciéndolos miembros de la Iglesia Católica.

Vale hacer mención que este ritual es previo a la celebración de la Semana Santa y coincide con los 40 días de ayuno de Jesucristo, y el episodio que es tentado por el Demonio y el Pecado, con la conseja bíblica de que “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”.