Algunos negocios reabrieron este fin de semana pero solo unos cuantos y los que abrieron permitían ingresar a sus instalaciones solamente a una cantidad limitada de clientes.
“Cada tienda tiene que dar un curso de capacitación a todos sus empleados y la mayoría de las tiendas no lo ha hecho, por eso es que hay tan pocos negocios grandes abiertos”, explicó a El Latino el empleado a la entrada de Gap en el centro comercial Puerta de las Américas en San Ysidro, Iván Ramírez.
Ramírez es el encargado de contar a los clientes que entraban y salían de la tienda el sábado, de forma que en ningún momento se encontraran al interior más de 60 personas.
El lunes, día de recordar a los caídos en combates, o Memorial Day, fue el que tuvo mayor clientela en el fin de semana de reapertura, dijo el joven; la tienda había alcanzado cinco veces el límite de 60 clientes al interior, una medida que permite hacer compras con distanciamiento recomendado.
En el fin de semana de reapertura, solo esa tienda y otra de ropa para adolescentes, estaban abiertas al público.
Aparte había algunos puestos de lentes para sol, lociones y en la zona de restaurantes un par de negocios de comida rápida que vendían para consumir en las mesas en exteriores, pero con clara distancia entre comensales.
Otros amplios sectores de la zona comercial de San Ysidro permanecen todavía cerradas, aunque algunos vehículos estacionados fuera de los comercios podrían significar que ya se encuentran en curso de capacitación para reabrir.
Christian Díaz, un joven que caminaba por el centro comercial, dijo que, sin intención de entrar a tiendas a hacer compras recorría Puerta de las Américas para distraerse después de la cuarentena por curiosidad y para ver qué negocios estaban en operaciones.
El joven estudiante sintió que la reapertura de por lo menos algunos negocios “da la impresión de que pronto vamos a volver a la normalidad”.
Los clientes en las tienda tienen que seguir los protocolos de seguridad durante la contingencia. Nadie puede entrar sin cubrir bocas, en los pasillos hay sentidos para caminar y distancias marcadas sobre el piso, y cada tienda tiene un número de clientes que puede atender, de acuerdo con las dimensiones de cada negocio y el personal que atiende.
El resto de los centros comerciales en San Diego presentaba panoramas similares, casi desolados para empezar.
Con todo, “estas son modificaciones significativas”, dijo el gobernador Gavin Newsom, “nos estamos alejando de lo esencial a no esencial”, aunque todavía no sabemos si “a un riesgo menor o a un mayor riesgo”.
Algunos negocios deberán presentar mayor seguridad. Los bares, por ejemplo, ya pueden reabrir pero venden solo para llevar.
El lunes el gobernador también permitió que reabrieran los centros de cultos religiosos, aunque sin mencionar al presidente Donald Trump que unos días antes declaró que las iglesias son “esenciales”.
Luego de dos meses de ceremonias religiosas por internet, los feligreses podrán acudir a sus centros de culto pero con cubre bocas, con gel antibacterial a la entrada, donde se les tomará la temperatura corporal, y no más de 25 por ciento de la capacidad de cada recinto o cien personas, lo que sea más bajo.