California tiene una creciente falta de médicos especialistas en enfermedades renales, y la Proposición 23 quiere que los pocos nefrólogos disponibles se encierren hasta 14 horas en centros de diálisis sin hacer nada.

Los escasos especialistas, si pasa esa proposición, tendrían que dejar a su suerte a miles de pacientes en hospitales, también tendrían que dejar de asesorar a otros médicos si enfrentan complicaciones, abandonarían a decenas de miles de pacientes que los buscan en sus oficinas; todo para permanecer encerrados inactivos en centros de diálisis.

¿Le parece una exageración? No lo es. Por eso mientras la propuesta la presenta y la apoya solamente un sindicato, casi todas las asociaciones de médicos, enfermeras, de hospitales, de especialistas se oponen a la Proposición 23, incluidas las agrupaciones de salud latinas.

Resulta que la Proposición 23 exige que, como una idea de asegurar atención de calidad en los centros de diálisis, los escasos médicos nefrólogos permanezcan encerrados, sin atender a sus pacientes, por si acaso los pacientes de diálisis los llegaran a necesitar.

En los centros donde se hacen diálisis, las enfermeras y los técnicos son profesionales y especialistas en carreras que han evolucionado en los últimos 50 años. Los nefrólogo se presentan por momentos a esas clínicas, rutinariamente, No necesitan estar más tiempo ahí. 

Estas son alguna de las consecuencias si se aprueba la Proposición 23:

Los nefrólogos tendrán que abandonar a los pacientes en hospitales, incluidos a aquellos en cuartos de emergencia, por cumplir con tener que permanecer encerrados en los centros de diálisis las alrededor de 14 horas de atención al público.

Como hay muy pocos nefrólogos, todos los centros de diálisis que no logren contratar a su propio nefrólogo de planta tendrán que cerrar. Esto hará que los pocos centros de diálisis que permanezcan abiertos disparen sus precios a cantidades exorbitantes y, puesto que los demás están cerrados, tengan el doble o el triple de la carga de trabajo.

Los casos renales que pudieran detectarse a tempo ya no van a ser posibles, porque los especialistas estarán sentados en sitios donde nadie los necesita. Esos enfermos van a tener que esperar hasta que en los cuartos de urgencia les confirmen que necesitan de un nefrólogo que ya no está disponible. ¿Se imagina?

Además los padecimientos renales van a la alza y cada vez se necesitan más especialistas pero los disponibles no aumentan proporcionalmente, la disparidad crece cada año, no solo en California, en todo el país, y de hecho es un problema mundial.

Con la Proposición 23, California sería el único lugar en todo el mundo donde los tan necesarios médicos nefrólogos tuvieran que abandonar su profesión para convertirse en algo así como inspectores de control de calidad de diálisis. 

Los pacientes con enfermedades renales estarían condenados sin deberla ni temerla. 

Usted puede peguntarse cómo es posible que una proposición pueda ocasionar todo eso, Bueno, le invito a informarse, a ver que a favor de la 23 solo está el sindicato que la creo, y en cambio en contra de esa proposición están todas las asociaciones de médicos, enfermeras, técnicos de salud y hospitales en California. 

Si usted quiere condenar al desahucio a los pacientes con enfermedades renales, vea pro la proposición 23.

Pero si usted no quiere que convirtamos a California en el único lugar en el mundo donde los pacientes renales puedan ser desahuciados o solo se salven a precios exorbitantes, diga no a esa proposición.

Estas son algunas de las asociaciones que se oponen a la 23:

Asociación Médica de California, la Asociación Americana de Enfermeras de California, Asociación de Hospitales de California, el Colegio Americano de Cirujanos, y la Asistentes Médicos de la Academia Americana de Nefrología (AANPA). 

También se oponen a la 23 la Asociación de Médicos Renales, la Asociación de Diabetes Latina, y la Asociación Médica Hispano Nacional, entre docenas más.