Una congresista y un senador hijos de inmigrantes presentaron ante el congreso la mayor propuesta de reforma migratoria hasta ahora, que busca regularizar y conducir a la ciudadanía estadunidense a más de 11 millones de indocumentados, en cumplimiento a promesas de campaña del presidente Joe Biden.
La congresista y abogada Linda Sánchez, hija de inmigrantes mexicanos de Durango y Sonora, quien representa al vecino condado de Orange, y el senador Bob Melendez, hijo de inmigrantes cubanos, presentaron simultáneamente la propuesta de reforma.
La iniciativa, la Ley de Migración y Nacionalidad, propone otorgar de inmediato la residencia legal permanente a los dreamers, a los campesinos indocumentados y a los acogidos al Estatus de Protección Temporal (TPS) ante deportaciones.
Luego de tres años de residencia legal, los migrantes de esos tres grupos podrían solicitar la ciudadanía estadunidense.
Los demás ahora indocumentados tendrían que encontrarse como requisito en el país antes del primero de enero de este año.
La reforma propone que los migrantes en este último grupo dejen de ser indocumentados al concederles una residencia temporal de cinco años, luego una residencia permanente otros tres años, y finalmente la oportunidad de solicitar la ciudadanía estadunidense.
Al mismo tiempo la reforma comienza a dejar pasar en orden y gradualmente hasta 25 mil migrantes que han aguardado resultados a peticiones de asilo en ciudades de la frontera de México, entre ellos unos 14 mil entre Tijuana y Mexicali.
También acelera los procesos atrasados de peticiones de familiares por parte de residentes legales y ciudadanos estadunidenses.
Esto se traduce en que se traduce en que muchos estadunidenses podrán pedir la residencia y la ciudadanía para parejas y familiares indocumentados, en las llamadas familias con estatus migratorios mixtos, en las que hay ciudadanos, residentes e indocumentados.
Como medida separada, la esposa del presidente Biden, doctora Jill Biden, encabeza un grupo especial que intentará localizar y reunir a las familias que fueron separadas en la frontera durante la era de Trump.
Biden suspendió una emergencia nacional con la que Trump usó fondos del Pentágono para financiar la construcción del muro fronterizo. El muro se suspendió desde que el presidente Biden asumió el cargo el 20 de enero.
También como medida separada, la oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ya no va a deportar de prisa a todos los indocumentados que detenga sino solo a los que representan peligro para los estadunidenses y los que ya tienen procesos de deportación en marcha.
El presidente Biden también incrementó el número de refugiados que aceptará Estados Unidos.
Esta es la reforma migratoria más ambiciosa en la historia de Estados Unidos. La reforma anterior, la de 1986 regularizó la condición migratoria de unos 3 millones de indocumentados. Esta vez la cifra casi cuadruplica en total.
En declaraciones, el mandatario dijo que su propuesta de reforma busca revertir “revertir “políticas equivocadas” de Trump, quien se dedicó a criminalizar a quienes buscaban asilo, a los indocumentados que querían trabajar e incluso a quienes huyeron de la muerte por regímenes extremistas.
La presidenta del congreso, Nancy Pelosi, comentó que algunos congresistas piensan que sería mejor presentar leyes separadas, para garantizar avances, en lo que dijo estar de acuerdo, si es que así lo decide la mayoría.
Por ahora el mayor obstáculo para la reforma es que los demócratas, que apoyan al presidente Biden, tienen mayoría en el congreso pero solo 50 votos en el senado, donde necesitarían diez votos de sus colegas republicanos.
Muchos senadores republicanos no solo siguen en favor de Trump y sus medidas, sino que ejercen presión a otros legisladores, como Ted Cruz, Lindsay Graham y Marco Rubio.