El lavado de manos tuvo un papel preponderante en la prevención de contagios durante la pandemia./Foto: Archivo Unicef

El lavado de manos puede parecer una actividad cotidiana y sin mayor impacto, pero su alcance y consecuencias alcanza beneficios que impactan no sólo en la salud personal, sino en la de toda una comunidad e incluso en la población mundial.

En principio, es importante destacar que instancias internacionales tienen estrategias que fomentan esta acción para convertirla en un hábito, como la estrategia multimodal de la Organización Mundial de la Salud, con la que promueve dos técnicas para la higiene de manos, una que es el lavado con agua y jabón, que debe tener una duración de 40 a 60 segundos y la fricción con una solución base alcohol al 70%, por un periodo de 30 a 40 segundos.

Desde el Instituto Mexicano del Seguro Social se ha hecho énfasis en las enormes lecciones aprendidas con la llegada del COVID-19, entre que con una adecuada técnica se puede evitar un contagio o un brote de graves enfermedades.

“La importancia de tener una higiene adecuada es porque todos los días se tiene contacto con millones de gérmenes y virus que se encuentran en el medio ambiente; los buenos hábitos ayudan a cuidar y a valorar el cuerpo, y en el caso de la preparación de alimentos a prevenir enfermedades como hepatitis, cólera, diarreas, neumonías e infecciones en la piel, entre otras”, ha dado a conocer el Instituto.

Si bien el lavado de manos tuvo, y sigue teniendo, un papel preponderante en la prevención de contagios durante la pandemia, en esta nueva realidad que vive el mundo, unas manos limpias son una de las medidas más importantes para evitar enfermedades y la transmisión de los microbios a otras personas.

Fuentes peligrosas de microbios

Desde el Departamento de Salud y Servicios Humanos, se refiere que “una de las fuentes más importantes de microbios son las heces de las personas y los animales, de ellas pueden emanar Salmonella, E. coli O157 y norovirus, que tienen como principales consecuencias padecimientos como la diarrea y pueden propagar algunas infecciones respiratorias, como el adenovirus y enfermedades de pies y manos”.

Estos tipos de microbios, explican, “pueden llegar a las manos después de que las personas usan el baño o cambian un pañal, pero también de formas menos obvias como tocar objetos sobre los cuales alguien haya tosido o estornudado”. Los microbios en las manos sin lavar, explican “pueden llegar a los alimentos y las bebidas cuando las personas los preparan o los consumen y pueden multiplicarse en algunos tipos de alimentos o bebidas, bajo determinadas condiciones, lo que provocará enfermedades”.

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